lunes, 23 de noviembre de 2009

La sociedad de los desechables


Reflexiones en torno al montaje de Única mirando al mar.

Decía Helio Gallardo, filósofo y catedrático de la Universidad de Costa Rica, que a la luz de la sociedad actual, ferozmente capitalista, un nuevo grupo de seres humanos se ha constituido: los desechables. Así es, el término (utilizado originalmente en el ámbito colombiano) se refiere a todas aquellas personas que por sus condiciones socioeconómicas han dejado de tener importancia estadística (cuando menos) para ese gran señor llamado marketing. En realidad se trata de números que asustan: El total de lo que se invierte en publicidad alrededor del mundo está destinado únicamente al 80% de la población mundial. Es decir, que existe un 20% de seres humanos cuyo poder adquisitivo (si es que existe) no alcanza para tener el consuelo de ser un tipo de público meta para cuanta marca o producto exista. Y bueno, algo de surrealista tiene la cosa ¿no? El niño descalzo y malnutrido del precario mira la gran valla publicitaria que anuncia la última versión de la consola de video juegos más poderosa del mercado, sin saber que eso que ve no va dirigido a él. Dos universos separados por una burbuja blindada.

Ahora bien, esta separación no se limita únicamente al mundo de la publicidad y el consumo. Los desechables en realidad lo son en todos los niveles de la sociedad: de lo político, de lo económico e incluso de lo cultural. Y como son desechables también nos parecen estorbosos, les relegamos a los últimos lugares, les damos nuestras migajas, nos cruzamos de acera cuando les vemos venir. "Hasta tenemos asco del género humano", reclama Momboñombo Moñagallo, personaje principal de la novela original de Contreras.

La métafora es clara en el universo de "Única mirando al mar". Se trata de un mundillo, el mundillo del basurero, en donde conviven muchos de estos entes desechables-desechados. Estos entes (que para nuestros ojos han dejado de ser humanos) son el reflejo de una sociedad disfuncional que se niega a despojarse de sus vicios aún en medio de la porquería que vomita el gran monstruo urbano. Momboñombo es el desechable por excelencia: Cansado de su vida, decide tirarse a la basura un día de tantos, en una agria e impactante forma de intentar acabar con su existencia.

A travéz de este tirarse a la basura, Momboñombo logra traspasar la burbuja blindada. Y se encuentra con una realidad que jamás esperó. Se encuentra con gente que realmente vive entre la basura. Nace, crece, se alimenta, se reproduce y muere entre la basura. Gente como Única, quien tiene la increible capacidad de inventarse una vida feliz en medio de tanta inmundicia. Gracias a ella, Momboñombo cambia poco a poco su mirada externa, y termina por ser un buzo más, con familia y todo incluída. Nada, que los desechables también tienen derecho a amar, carajo.

Con cierto sarcasmo ácido, "Única mirando al mar" pone el dedo en la llaga. Nos señala a esa gente que nos negamos a ver, nos guía para oler la podredumbre que queremos esconder lejos de nuestras casas, y nos empuja a escuchar el ruido de los tractores que entierran la basura y (al mismo tiempo) las vidas de los buzos. Nos obliga, en última instancia, a cuestionarnos en qué diantres nos hemos convertido, cuando obligamos a nuestros congéneres a habitar entre aquello que nos provoca más repulsión.

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Única mirando al mar es una puesta en escena del Grupo de Teatro Argamasa, basada en la novela original de Fernando Contreras; versión al teatro de Arnoldo Ramos y bajo la dirección de Gustavo Monge.

Argamasa es uno de los grupos de teatro comunitario más reconocidos del país con una trayectoria de 12 años en la escena nacional, tres giras internacionales y más de 30 espectáculos entre musicales, teatro y performance.

El estreno se realizará este jueves 26, continuando los días 27, 28, 29 de noviembre y 7, 8, 9 de diciembre a las 7:30PM en el Centro Comercial La Ribera en Belén.