tag:blogger.com,1999:blog-70939010011722567592024-02-12T12:23:22.607-06:00La fría noche de diciembreBlog de José Morales-González, escritor costarricenseJosé Moraleshttp://www.blogger.com/profile/03824265941611658087noreply@blogger.comBlogger50125tag:blogger.com,1999:blog-7093901001172256759.post-6784916786373293862023-09-26T10:27:00.003-06:002023-09-26T10:27:38.674-06:00ONDA UNED en la FILCR 2023: "Nos descuidamos un segundo", con José Morales<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><iframe allowfullscreen="" class="BLOG_video_class" height="386" src="https://www.youtube.com/embed/67eQCMcawuA" width="465" youtube-src-id="67eQCMcawuA"></iframe></div><br /><p></p>José Moraleshttp://www.blogger.com/profile/03824265941611658087noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7093901001172256759.post-62138162838477548972023-05-05T18:11:00.000-06:002023-05-05T18:11:51.528-06:00Centro Cultural de España y Editorial URUK anuncian ganador del certamen de novela<p></p><ul style="text-align: left;"><li>La iniciativa forma parte de las estrategias de fortalecimiento de la literatura costarricense de ambas instituciones.</li></ul><p></p><p></p><ul style="text-align: left;"><li>Más de veinte textos participaron en el certamen.</li></ul><p></p><p></p><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiv39OXCSbUjs0P1cACGwTbniGHGPe-BsYwH2cEFhjCJc28qy_3bcfN2hx5MSYgK5cVC5JpEIVFcdfldDpAmWV0So5mrcci4L7XOZg488IrxJ8ThgcGL9HOvJ-DMG00U_dqDona3tdzLkvFdD7GCiXjNIHaCB0uTqPuQvOCVK0uvbRYsrHXYJZD6cez/s1280/premio%20CCE%20URUK.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="853" data-original-width="1280" height="213" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiv39OXCSbUjs0P1cACGwTbniGHGPe-BsYwH2cEFhjCJc28qy_3bcfN2hx5MSYgK5cVC5JpEIVFcdfldDpAmWV0So5mrcci4L7XOZg488IrxJ8ThgcGL9HOvJ-DMG00U_dqDona3tdzLkvFdD7GCiXjNIHaCB0uTqPuQvOCVK0uvbRYsrHXYJZD6cez/w307-h213/premio%20CCE%20URUK.jpg" width="307" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: xx-small;">De izquierda a derecha: Ricardo Ramón Jarne, director del CCE,<br />José Morales González, escritor, y Óscar Castillo de Uruk Editores</span></td></tr></tbody></table><br /><div>San José, 5 de mayo de 2023. El Centro Cultural de España se ha caracterizado por impulsar y fortalecer las artes en Costa Rica. En el caso de la literatura hay una larga y fructífera tradición de apoyo a la publicación de investigaciones, ensayos, novelas cortas, dramaturgia, micro relatos y poesía, entre otros. Al mismo tiempo y de manera permanente, la institución apoya iniciativas que fomenten el mercado cultural local como las editoriales independientes. En este caso, gracias a la calidad de su trabajo y su trayectoria, nos unimos a Uruk Editores para lanzar el Certamen de Novela 2023. Aunque la selección del texto ganador no fue sencilla porque se presentaron veinticuatro propuestas de alta calidad, el jurado compuesto por Juan Ramón Rojas Porras por parte de la editorial, Ana Paula Jirón Rosabal por el Centro Cultural España, y Álvaro Rojas Salazar como lector externo, destacó que “Nos descuidamos un segundo es una obra muy bien escrita, con un ritmo narrativo que mantiene siempre atento al lector y, principalmente, es una novela de tremenda actualidad, en la que quedan expuestos diversos rasgos políticos de la sociedad costarricense contemporánea, xenofobia, racismo, desigualdad, corrupción, cinismo y toda esta temática es tratada con humor, inteligencia y sensibilidad”.<p></p><p></p><p>José Morales González, escritor de la novela ganadora, apunta que “Nos descuidamos un segundo es mi tercer libro pero es también mi primera novela, por lo que el reconocimiento del jurado me llena de gran satisfacción y orgullo. Además, mi agradecimiento es infinito para el CCE y Uruk editores, dos grandes instituciones culturales del país que, al organizar este tipo de certámenes, logran estimular la creación literaria nacional alrededor de temáticas vigentes y, me atrevo a agregar, bastante urgentes."</p><p><b>Premio</b></p><p>El pasado 2 de mayo se hizo entrega del premio al ganador quien recibió un cheque por $2000. La edición, publicación y distribución de la obra de 400 ejemplares también forma parte del premio. Los libros serán distribuidos por el Centro Cultural de España a través de bibliotecas y centros culturales, a nivel nacional e internacional, y por Uruk Editores en librerías y eventos.</p><p>Para Ricardo Ramón Jarne “el Centro Cultural de España se ha esmerado siempre por ser un aliado importante de la literatura costarricense. A lo largo de nuestros 30 años como institución hemos desarrollado numerosas actividades en el ámbito literario brindando conferencias, talleres, apoyando la presentación de obras literarias, organizando recitales, como nuestras recordadas Noches de Poesía en el Farolito que sirvieron como semillero para dar a conocer la voz de múltiples poetas relevantes de las letras costarricenses, así como nuestras famosas Tertulias Literarias y Club de Lectura, cuyo propósito siempre fue conectar al público con nuestros queridos autores. Por toda nuestra historia y porque la literatura siempre ha sido un pilar fundamental para el Centro Cultural, pensamos en la importancia de realizar este certamen de novela con el objetivo de seguir dando relevancia y difusión a las grandes creaciones literarias del país puesto que deseamos continuar creando alianzas que permitan robustecer la literatura costarricense”.</p><p>La producción y divulgación de obras literarias actuales, costarricenses y centroamericanas, da sentido al trabajo editorial de Uruk en el marco de la bibliodiversidad. Por eso, en palabras de su director Óscar Castillo, “este certamen ha permitido descubrir creadores hasta ahora invisibilizados a pesar de su extraordinaria creatividad y calidad, y nos llena de entusiasmo por la calidad literaria que surge en el país, fortaleciendo una cultura y tradición literarias consolidadas”. </p></div>José Moraleshttp://www.blogger.com/profile/03824265941611658087noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7093901001172256759.post-86526705002889525222022-11-22T20:05:00.001-06:002022-11-22T20:05:18.171-06:00Presentación en Madrid de "No necesitamos los subtítulos"<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><iframe allowfullscreen="" class="BLOG_video_class" height="373" src="https://www.youtube.com/embed/X8CBEYpURME" width="554" youtube-src-id="X8CBEYpURME"></iframe></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="background-color: rgba(0, 0, 0, 0.05); font-family: Roboto, Arial, sans-serif; font-size: 14px; text-align: start; white-space: pre-wrap;"><span style="color: white;">El autor conversó con Silvia Campos el pasado 12 de noviembre de 2022 en la Librería Los Pequeños Seres, Madrid, España.</span></span></div><br /> <p></p>José Moraleshttp://www.blogger.com/profile/03824265941611658087noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7093901001172256759.post-78300596660501898552022-10-13T09:50:00.005-06:002022-10-14T09:24:43.061-06:00Escritor costarricense presentará su nuevo libro en Madrid<p><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjwdZeTeCnnOLOU4IsEfoLrq7w7X1wsw-slmnKwAy0Iw-0loQVUslFjM8bgkk-AM2PYuOYN3Zz6uFzktcN4rAtZUJve6-sZjdI8Z49RPFli-24GoyfEnvemEWD9bP1K_GQmIE3lgSHf6GWTUPYyhqji1Pv5TwWeaKYycKDYg2qWa0fgCmOzHkbW_RWD/s4000/mock%20up%20presentaci%C3%B3n%20Madrid.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2998" data-original-width="4000" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjwdZeTeCnnOLOU4IsEfoLrq7w7X1wsw-slmnKwAy0Iw-0loQVUslFjM8bgkk-AM2PYuOYN3Zz6uFzktcN4rAtZUJve6-sZjdI8Z49RPFli-24GoyfEnvemEWD9bP1K_GQmIE3lgSHf6GWTUPYyhqji1Pv5TwWeaKYycKDYg2qWa0fgCmOzHkbW_RWD/s320/mock%20up%20presentaci%C3%B3n%20Madrid.jpg" width="320" /></a></div><div style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline;">El próximo sábado 12 de noviembre la literatura costarricense tendrá un espacio en la apretada agenda cultural madrileña, cuando el escritor </span><a href="https://www.josemoralescr.com/" style="text-decoration-line: none;"><span style="color: #1155cc; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; text-decoration-line: underline; text-decoration-skip-ink: none; vertical-align: baseline;">José Morales González</span></a><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline;"> presente su nuevo libro de relatos “No necesitamos los subtítulos”. El autor estará conversando con </span><a href="https://silviacarte.webnode.es/" style="text-decoration-line: none;"><span style="color: #1155cc; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; text-decoration-line: underline; text-decoration-skip-ink: none; vertical-align: baseline;">Silvia Campos</span></a><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline;">, actriz, directora de arte y poeta costarricense radicada en la capital española desde el año 2016. </span></span></div><p></p><span id="docs-internal-guid-b635663a-7fff-1c79-9fba-bfb3a72251b8"><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">El encuentro tendrá lugar en la librería </span><a href="https://www.lospequenosseres.com/es/" style="text-decoration-line: none;"><span style="color: #1155cc; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; text-decoration-line: underline; text-decoration-skip-ink: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Los Pequeños Seres</span></a><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">, ubicada en una de las calles principales del Rastro. El local pertenece a una pareja de venezolanos y ha sido reseñado por medios como El País de España y National Geographic. </span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: left;"><span style="font-family: arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">De publicación reciente, </span><a href="https://www.goodreads.com/book/show/59825864-no-necesitamos-los-subt-tulos#:~:text=Siete%20historias%20con%20un%20universo,de%20la%20diversidad%20sexual%20humana." style="text-decoration-line: none;"><span style="color: #1155cc; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; text-decoration-line: underline; text-decoration-skip-ink: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">el libro </span></a><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">contiene siete historias con un universo de personajes cuyos mundos se ven afectados por el encuentro con la otra persona, la emoción, la geografía, la familia, lo socio-económico y hasta el espectro de la diversidad sexual humana. </span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: left;"><span style="font-family: arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: left;"><span style="font-family: arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Esta presentación en Madrid es parte también de la estrategia de distribución a nivel internacional, ya que la publicación estará pronto disponible en la Ciudad de México y en Berlín, Alemania, según confirmó el equipo de comunicación del autor. </span></p><div style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: 700; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">¿Qué? </span><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Presentación del libro “No necesitamos los subtítulos” del autor costarricense José Morales González, en conversación con Silvia Campos. </span></span></p><div style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: 700; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">¿Cuándo? </span><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Sábado 12 de noviembre a las 13:00 hrs.</span></span></p><div style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: 700; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">¿Dónde? </span><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Librería Los Pequeños Seres, Calle de la Ribera de Curtidores, 19, 28005 Madrid, España. </span></span></p><div><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></div></span>José Moraleshttp://www.blogger.com/profile/03824265941611658087noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7093901001172256759.post-21320428028091816022022-06-14T09:24:00.003-06:002022-06-14T09:24:13.227-06:00Post-crónica: Uruguay 1 - Costa Rica 3 (Brasil 2014)<p style="text-align: justify;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhzIcc53wCSL_5R5Xfh3-w_jhZa-Ee1hhd81c_iA6RxqH7hlaOIL8OTE7Rmh5Ktmx569LkHGMMZqP_f7tRA8P0KAuVf5gwQ-uXoNrRiOph3g0dl2llD_gSumWBhq6F6ngH41YVyHez9b_6aWRKmq2Lqncj1hCUXkv0M-r5HBlXeosGqzQXvchl1LDlt/s640/IMG_3840.JPG" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="640" data-original-width="640" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhzIcc53wCSL_5R5Xfh3-w_jhZa-Ee1hhd81c_iA6RxqH7hlaOIL8OTE7Rmh5Ktmx569LkHGMMZqP_f7tRA8P0KAuVf5gwQ-uXoNrRiOph3g0dl2llD_gSumWBhq6F6ngH41YVyHez9b_6aWRKmq2Lqncj1hCUXkv0M-r5HBlXeosGqzQXvchl1LDlt/w200-h200/IMG_3840.JPG" width="200" /></a></div><span style="text-align: justify;">Montréal es, ante todo, una ciudad para caminar. En especial cuando muestra toda su pluriculturalidad en días de mundial, días en los que la gente se viste de colores. Los chilenos celebran la victoria de Costa Rica porque se identifican con "la roja". Rumbo a la estación del metro, los italianos e ingleses que encuentro no me dedican más de dos segundos de atención, aunque sospecho que ahora tienen una preocupación extra que llevar a la almohada. Un brasileño me consulta por el marcador y no lo puede creer: se regocija a más no poder. Al parecer el resentimiento por el maracanazo está impregnado en su ADN. Un uruguayo pasa manejando cerca de mí con la banderita celeste en el techo del carro y me identifica: ya nos volveremos a ver, parece decir su gesto de advertencia. Luego un grupo de colombianos (quién sabe dónde habrán conseguido todo ese aguardiente) me abordan y estrechan mi mano, felices aún por el gane de su selección. Incluso una venezolana que va con ellos me agradece por haberlos vengado de Uruguay, que dejó a la vinotinto fuera del repechaje. Yo le digo "con gusto", como si también hubiera estado en esa cancha de Fortaleza haciendo historia con el sudor de mi frente.</span></div><p></p>José Moraleshttp://www.blogger.com/profile/03824265941611658087noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7093901001172256759.post-73020741080167546762021-12-14T10:51:00.009-06:002022-11-21T18:41:43.988-06:00ClubdeLibros presenta “No necesitamos los subtítulos”.<p style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br />Siete historias con un universo de personajes cuyos mundos se ven afectados por el encuentro con la otra persona, la emoción, la geografía, la familia, lo socio-económico y hasta el espectro de la diversidad sexual humana. Esto es lo que se puede encontrar en </span><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: 700; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">“No necesitamos los subtítulos”</span><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">, el nuevo libro del escritor costarricense José Morales González, editado por <a href="https://clubdelibros.net/">ClubdeLibros</a>. Anteriormente, Morales González había publicado “<a href="https://editorial.uned.ac.cr/book/U08059">Esdrújula es una palabra esdrújula</a>” bajo el sello de la EUNED. El autor también resultó finalista del premio Joven Creación de la Editorial Costa Rica en el año 2012.</span></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-size: 14.6667px; white-space: pre-wrap;"><br /></span><span style="font-family: inherit;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: inherit;"><iframe allowfullscreen="" class="BLOG_video_class" height="358" src="https://www.youtube.com/embed/ygjzjIA8JhE" width="430" youtube-src-id="ygjzjIA8JhE"></iframe></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: inherit;"><br /></span></div><p></p><span id="docs-internal-guid-0a442eb5-7fff-af19-3ae4-b7af615a07b2"><span style="font-family: inherit;"><p dir="ltr" style="line-height: 1.295; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">El rango de historias es variado: en La Habana, durante una gira de su grupo de teatro, Abigail enfrenta un dilema pasional cuando conoce a Guillaume, un agregado cultural que exuda pasión por la isla; enclaustrado en un hospital (y en el tedio) Juan acepta a regañadientes el interés “científico” por Paulo, su compañero de cuarto; Vielka debe sopesar qué le molesta más, si el hambre o los intentos de su “Vladi” por dejarla; En Montréal, Manon, quien está convencida de ser un personaje de algún</span><span style="font-size: 11pt; font-style: italic; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> sitcom</span><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> </span><span style="font-size: 11pt; font-style: italic; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">gringo</span><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">, presiona para conocer la verdad sobre su pareja, Mo, lo cual le traerá consecuencias insospechadas; Larissa se aferra al recuerdo de su ex pareja, Ana Sofía, y de un cuaderno artesanal de cocina a través de Anselmo, el menos probable de los intermediarios; Marta planea dar un curso introductorio sobre The Beatles, aunque sus amigas desconfían de sus verdaderos motivos; y en el cuento que da título al conjunto, el protagonista (quien se autodenomina un </span><span style="font-size: 11pt; font-style: italic; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">gourmet</span><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> de las particularidades humanas) descubre en Ella una extraña amistad que le hace bajar sus escudos, a pesar de la resistencia de su abuelo y guardián. </span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.295; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">“Me tuvo en suspenso (uno casi cinematográfico) durante varios minutos. Y emocionalmente, algo devastada. He reído también” comentó la escritora ecuatoriana, Leira Araújo. Por su parte, Adriana Togneri, actriz argentina, relató que, en su opinión “el amor, la decepción, el pesar, la alegría, la vida y la muerte se entrelazan en estos personajes frescos que parecen flotar para hacernos estremecer”.</span></p><span style="font-family: inherit; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><div style="font-size: 11pt; text-align: justify;"><span id="docs-internal-guid-15296db9-7fff-afcc-6c70-88b33e7a721f"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline;">En Costa Rica el libro ya se puede conseguir en la </span><a href="https://www.libreriafrancesa.net/" style="text-decoration-line: none;"><span style="color: #1155cc; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; text-decoration-line: underline; text-decoration-skip-ink: none; vertical-align: baseline;">Librería Francesa</span></a><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline;"> en San José, la </span><a href="https://www.facebook.com/La-librer%C3%ADa-andante-101543639938077/" style="text-decoration-line: none;"><span style="color: #1155cc; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; text-decoration-line: underline; text-decoration-skip-ink: none; vertical-align: baseline;">Librería Andante</span></a> y la <a href="https://libreriaucr.fundacionucr.ac.cr/">Librería UCR</a><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline;"> en San Pedro de Montes de Oca y </span><a href="https://www.facebook.com/laescalerailustrada" style="text-decoration-line: none;"><span style="color: #1155cc; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; text-decoration-line: underline; text-decoration-skip-ink: none; vertical-align: baseline;">La Escalera Ilustrada</span></a><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline;"> en Grecia</span><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline;">. </span></span></div><div style="font-size: 11pt; text-align: justify;"><span><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline;"><br /></span></span></div><div style="font-size: 11pt; text-align: justify;"><span><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline;">En Berlín, Alemania, el libro está disponible en la <a href="https://andenbuch.de/catalogo/no-necesitamos-subtitulos/">Librería Andenbuch</a>, mientras que en España está disponible para consulta en la Biblioteca de Filología de la Universidad de Salamanca, y para la venta en Madrid, en la Librería <a href="https://www.lospequenosseres.com/es/index.php">Los Pequeños Seres</a>. </span></span></div><div style="font-size: 11pt; text-align: justify;"><span><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline;"><br /></span></span></div><div style="text-align: justify;"><br /></div></span></span></span>José Moraleshttp://www.blogger.com/profile/03824265941611658087noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7093901001172256759.post-80279935408186713002021-09-20T11:54:00.000-06:002021-09-20T11:54:02.457-06:00Entrevista a José Morales González - Punto y Coma (2014)<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><iframe allowfullscreen="" class="BLOG_video_class" height="493" src="https://www.youtube.com/embed/ec1L1xwcuUw" width="593" youtube-src-id="ec1L1xwcuUw"></iframe></div><br /> <p></p>José Moraleshttp://www.blogger.com/profile/03824265941611658087noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7093901001172256759.post-56664547142059753732021-03-01T20:35:00.260-06:002021-04-21T13:45:24.793-06:00Día de la madre<div class="separator"><div class="separator" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em; text-align: center;"><img border="0" data-original-height="1536" data-original-width="2048" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgEZDIHZoKPMn8wryavmeXLkKHhVmRz2eTuyY4ymsftzQ7eSqwhS672CE874o2h4YeMrj7jSxfPW0k0mwud-DsowHRUUDsFVt0-FIBP-kk5YB3RXSYuD2Igv8caA38PXxE7v4QmKZH6ebA/w320-h240/Cuba+2009_243.JPG" width="320" /></div></div><p style="text-align: justify;"></p><div style="text-align: justify;">Ya de por sí toda la situación estaba siendo difícil de manejar para ella; Silvia (Silvita, tan buena) le había ayudado a conectarse desde la <i>compu</i> para la "celebración virtual". Algunos términos le eran familiares, claro, pero le era imposible enlazarlos de manera en que tuvieran sentido completo para ella. Se vio reflejada en la pantalla, sin saber exactamente qué clase de vericuetos tecnológicos eran necesarios para hacer posible tal cosa. Pensó que iba a sentir un gran fastidio con todo esto pero llegada la hora se vio aterrada, vulnerable, expuesta, como una persona tratando de superar la barrera del idioma en un país extranjero. </div><p></p><p style="text-align: justify;">Todos los demás nietos van a estar también, <i>abue</i>, le decía Silvita, tratando aún a última hora de venderle la idea. Constantemente, durante los últimos quince días, sus tres hijos no habían parado de repetirle: Dale, mamá, no pasa nada, el próximo año nos reunimos, esta es la nueva realidad, es por la seguridad de todos, mirá que sos un caso de riesgo. Si hasta papá está de acuerdo. </p><p style="text-align: justify;">Pero algo pasaba. Más bien, algo <i>pasó</i>. </p><p style="text-align: justify;"><i>Gerar</i> habló primero, siempre lo hacía, suponía quizás que tendría algún derecho (o alguna obligación) por ser el hermano mayor. Al desconcierto inicial se unía esto ahora ¿Acaso estaba escuchando bien? ¿Realmente estaba Gerardo Antonio pronunciando aquellas palabras?</p><p style="text-align: justify;">Algunas personas comenzaron a hablar justo después. Muchas estaban llorando, otras tenían un tono que parecía solemne pero calculador al mismo tiempo. Había en medio de todo el barullo un hilo de ideas al cual ella se aferró, era la primera cosa concreta que lograba visualizar en toda la tarde. </p><p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: justify;">Que qué injusticia con Carlos/papá. </p><p style="text-align: justify;">Que tantos meses sin sueldo.</p><p style="text-align: justify;">Que finalmente ahora que levantaron un poco el confinamiento, el día en que por fin regresa a trabajar...</p><p style="text-align: justify;">Que qué desgracia chocar el bus así, tan tontamente, ahora que no hay tantos carros en la calle.</p><p style="text-align: justify;">Que qué tragedia terminar perdiendo un brazo así, tan dolorosamente.</p><p style="text-align: justify;">Que ahora qué va a hacer él. </p><p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: justify;">Suficiente. Ella corre a refugiarse en el baño. Silvita la ha seguido, ella lo sabe, pero no se atreve a tocar la puerta. Escucha a su nieta regresar sobre sus pasos, acomodar la silla alta del desayunador para colocarse frente a la computadora, pero no habla. Nadie está hablando ya, ni siquiera <i>Gerar</i>.</p><p style="text-align: justify;">La abuela se ha llevado su teléfono celular con ella, ese aparato que marcó la frontera de los avances tecnológicos. Aquí es donde trazó la línea imaginaria, hasta allí estaba dispuesta a aprender. Le trajo muchos dolores de cabeza, sí, pero por fin la habían dejado en paz con aquellos delirios de formar a la "abue superconectada". Además, ahora era su nuevo refugio. Lo había logrado dominar después de trabajosos intentos, y en este momento ocupaba el centro de su vida, desplazando incluso a la televisión. Pasados algunos minutos, finalmente, se decide a desbloquear la pantalla para descubrir un largo mensaje de texto; alguien se había tomado la libertad de relatar los acontecimientos por escrito, y de acompañarlos con una sincera muestra de solidaridad. </p><p style="text-align: justify;">Durante unos segundos deja la mirada fija sobre la cortina de baño, que se mueve lentamente con la corriente de aire que entra por la ventana que da al patio. Ella sigue el vaivén casi imperceptible, hasta que decide volver a leer el mensaje. De inmediato una involuntaria mueca de alivio le abruma. Esto le genera demasiada confusión, y termina soltando un llanto que le sabe a piña agria. Lee por tercera vez, para estar segura, para que no haya duda. </p><p style="text-align: justify;">El brazo que Carlos perdió es el único con el que suele golpearla.</p>José Moraleshttp://www.blogger.com/profile/03824265941611658087noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7093901001172256759.post-8364965418538350702019-12-18T16:12:00.001-06:002020-03-25T15:44:12.704-06:00Pseudo crónica, Costa Rica 1 - Paraguay 2Mundial U20 femenino (Montréal, 2014).<br />
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh8XK2DXYt3k1DqsNZo1ZRXMZ64TO8dvDjg9Yoi_S1nerw6PvI8z00edI_MtdLvfOKwJfbSdq16NczdkDW-dLBbp4dZcLGHegfK7MZkf3lfVqBzLkd1L3VBxb8xxPrUyruDMKqkQQkfa1E/s1600/10603982_10152566214139641_1534568143513182241_o.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="637" data-original-width="960" height="212" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh8XK2DXYt3k1DqsNZo1ZRXMZ64TO8dvDjg9Yoi_S1nerw6PvI8z00edI_MtdLvfOKwJfbSdq16NczdkDW-dLBbp4dZcLGHegfK7MZkf3lfVqBzLkd1L3VBxb8xxPrUyruDMKqkQQkfa1E/s320/10603982_10152566214139641_1534568143513182241_o.jpg" width="320" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
Unos ticos nos roban los asientos a mí y a un francés porque esa carajada de los campos numerados en tiquicia no tiene cabida. No importa, igual se hace pelota, igual se vacila, igual se sufre. Lo peor es estar sentado cerca del papá de una de las muchachas, que piensa que todas las demás jugadoras deberían pasarle la bola a Mayra. Nadie sabe quién es ella así que todas terminan siendo Mayra para nosotros, todas corren como Mayra, todas meten la pata como Mayra. Con el partido 1 a 1 el padre orgulloso sigue con sus reclamos cansones. Incluso el francés lo nota: "<i>C'est insupportable</i>" dice. Al minuto 65 el entrenador saca a Mayra del terreno de juego, y todos respiramos aliviados (no porque el señor se calle porque no, no se calla) si no porque entran piernas frescas y casi parece que la remontada está cerca. Casi. Minuto ochenta y pico, contragolpe, penal para Paraguay y gol. Celebran las paraguayas, lloran las ticas. Jugaron como nunca y perdieron como siempre.</div>
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La culpa, dice el señor gritón, es del entrenador, por haber sacado a Mayra cuando era claramente la mejor del partido.</div>
José Moraleshttp://www.blogger.com/profile/03824265941611658087noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7093901001172256759.post-50133649465597765992017-10-22T19:05:00.000-06:002018-09-16T19:54:00.970-06:00Como el título de una película de Isabel Coixet<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh7f1Th7ewjG8WnzacVF2B-co5nbj6ZCCwKmogvOu_2DdZYyZk5nJoOI3-t4zH2rMcAm9SrZismCWc9Vk2bIw7JV1BUSp_4xHacv34lfU39YuPk_ldiRw6VPaP1g3N3rhAOxbgS1P7KYQk/s1600/DSC_0059.JPG" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1065" data-original-width="1600" height="211" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh7f1Th7ewjG8WnzacVF2B-co5nbj6ZCCwKmogvOu_2DdZYyZk5nJoOI3-t4zH2rMcAm9SrZismCWc9Vk2bIw7JV1BUSp_4xHacv34lfU39YuPk_ldiRw6VPaP1g3N3rhAOxbgS1P7KYQk/s320/DSC_0059.JPG" width="320" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
La verdad es que a mí siempre me encantó escucharte hablar. No, no. No estoy siendo zalamero, lo digo en serio. Siempre has tenido una extraña facilidad para decir las cosas de una manera... ¿Cómo te lo pongo? A ver: no te complicás con florituras y, sin embargo, al mismo tiempo, las cosas te salen hermosas, concretas, como con desenfado. Sí, ya sé lo que estás pensando. Exactamente todo lo contrario a mí, que me meto en estos enredos, que me pongo a dar estas vueltas en círculo para decirte algo que debería ser simple. Y bueno, tal vez esto no lo sabías, pero siempre te he envidiado por eso. Yo creo que es el mismo tipo de envidia que siento cuando veo las pelis de Isabel Coixet. </div>
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Sí, ya sé que la última vez te quedaste dormida, pero ese no es el punto. Mi envidia tiene que ver con los títulos de sus trabajos. Por tu cara veo que ya sabés por dónde voy con esto. Y sí, estás en lo correcto. Vos sabés cómo me cuesta a mí ponerle título a los remedos de guiones que escribo. Me salen unas cosas horrendas, ambiguas, rebuscadas. En cambio a doña Isabel no, a la Coixet le ves cosas como "Mapa de los sonidos de Tokio" o "La vida secreta de las palabras" o qué tal esta maravilla de sus primeros trabajos: "Demasiado viejo para morir joven". </div>
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Así que, insisto, aunque les envidio (a vos y a la Coixet) siempre me ha encantado escucharte hablar, incluso cuando me decis cosas como la de anoche. Hermosa, concreta, como con desenfado: </div>
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"Siento que falta poco para que alcancemos nuestro punto de no retorno". </div>
José Moraleshttp://www.blogger.com/profile/03824265941611658087noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7093901001172256759.post-970617991760164212017-05-08T14:53:00.000-06:002018-09-17T16:13:37.741-06:00Best Seller, pero no de stand de supermercado (fragmento)<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace;">INT. NOCHE. HABITACIÓN DE HOTEL DE TERCERA EN MANHATTAN. </span><br />
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace;">Miguel y Tommy, cara a cara en la habitación poco iluminada. Es Tommy quien habla.</span><br />
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-Hay situaciones en la vida que no ofrecen posibilidad de redención - dice, en voz baja.<br />
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Miguel se acomoda en su silla, más por cortesía que por interés genuino.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjIbNCs34FMxTNiQXQy3424T8K9pa35ZIzucJfglRSNMA8LTqCblomcF7M6-_DVZvMtyZ3cN3UXBanmTkc1BDweBg-j3Ad_ZxHRlmCGY4YqKqENcs7N-2ZfjXrt9UiOO75ckLjEpKPnsVk/s1600/10606366_10152626826999641_5726394702664103979_n.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="212" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjIbNCs34FMxTNiQXQy3424T8K9pa35ZIzucJfglRSNMA8LTqCblomcF7M6-_DVZvMtyZ3cN3UXBanmTkc1BDweBg-j3Ad_ZxHRlmCGY4YqKqENcs7N-2ZfjXrt9UiOO75ckLjEpKPnsVk/s320/10606366_10152626826999641_5726394702664103979_n.jpg" width="320" /></a><br />
<div style="text-align: justify;">
-Tomemos por ejemplo – prosigue Tommy - el tráfico. Todos hemos estado en esa situación: Sin ninguna intención, le cortamos el paso a algún otro conductor. Tal vez no nos fijamos, por pura flojera, qué había en el carril de al lado. Y estamos a punto de chocar, de no ser porque la otra persona sí está concentrada y coordina bien sus reflejos para frenar justito. Esta persona, digamos, no sé, una señora de 50 años, profesora universitaria, suena el claxon con todas sus fuerzas, durante un buen tiempo para enfatizar su indignación. Y tu le quieres explicar, te encantaría hacerlo, pero no puedes, solo pasan unos cuántos segundos y es imposible comunicar todo lo que está en tu cabeza en ese preciso y caótico instante. Así que la señora se pierde de vista, tú la pierdes de vista, y ya de repente no sabes adónde fue a parar su pequeño volvo gris, cabrón ¿Sí me entiendes? Se acaba de crear un conflicto entre ti y alguien con quien apenas interactuaste durante 3 segundos. Y ¿sabes qué es lo peor? Que nunca vas a volver a ver a la pinche vieja. Nunca vas a poder estar frente a ella y decirle "oiga, discúlpeme, seño, es que no la vi, caray, qué pena". Ese conflicto no resuelto te lo llevas a la tumba. Sin. Posibilidad. De. Redención. </div>
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Miguel le sostuvo la mirada por un tiempo, intentando comunicar que no entendía a qué venía la pequeña reflexión (...)</div>
José Moraleshttp://www.blogger.com/profile/03824265941611658087noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7093901001172256759.post-4334001725695709402016-12-06T09:46:00.000-06:002019-12-18T16:14:51.352-06:00No se huye de Montréal en primavera (fragmento)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg_Eq1UDS8DSsclh3gZAFOg44hWU_iuTSqQrte6AtB9pFrfy8Z4whDq968kPTHaFRM-H-0nkihkuHOcPndM3xOts4nSMVpTssvzf02jk8K-CEgs_7wanhZtqLprxyEF4-_KyeKhgAJ9TCo/s1600/1972410_10152376532134641_2470315991037175234_n.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg_Eq1UDS8DSsclh3gZAFOg44hWU_iuTSqQrte6AtB9pFrfy8Z4whDq968kPTHaFRM-H-0nkihkuHOcPndM3xOts4nSMVpTssvzf02jk8K-CEgs_7wanhZtqLprxyEF4-_KyeKhgAJ9TCo/s320/1972410_10152376532134641_2470315991037175234_n.jpg" width="320" /></a></div>
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(...) En fin, no era ese hombre imponente que Manon conoció durante la exposición de la World Press Photo en Marché Bonsecours, cuando una lluvia diferente a la de ahora, una lluvia pesada de otoño les había empapado los pies a todos. Los salones de la galería estaban repletos pero Manon los recorrió alegremente dos veces, leyendo (a veces en inglés, a veces en francés) las descripciones que acompañaban cada fotografía. Era sábado y a pesar del clima, mucha gente se paseaba por la galería sosteniendo sus paraguas a medio cerrar. A ella sin embargo le llamó la atención el tipo que, durante todo el rato, no se había movido de en frente del cuadro de los niños albinos ciegos en India. Lo había notado al entrar y también justo ahora que pensaba regresar a casa. Ante la puerta de salida, Manon miró afuera para constatar que la lluvia seguía bañando Vieux Port, y entonces decidió quedarse. No se había percatado pero el cuadro y aquel hombre habían formado una especie de escena recortada del resto de la galería. La luz delicadamente colocada para iluminar la fotografía le bañaba a él un poco también, creando una extraña composición alimentada por los contrastes entre los chicos albinos de la foto y la tez oscura del hombre que les contemplaba en aparente concentración total. Se colocó junto a él rompiendo un poco la armonía de la configuración escénica, pero al mismo tiempo creando una nueva paleta de matices y colores de piel. La foto era perturbadoramente hermosa, a decir verdad. Los cinco personajes distribuidos en la habitación y frente al lente de la cámara posaban con sus camisas escolares rosadas y sus pieles blanquísimas, sus cabellos blanquísimos también a excepción del que ocupaba el centro del conjunto, pelirrojo-fuego, expresión casi indiferente en su rostro, cabeza ligeramente volteada a la izquierda (su izquierda). Los más altos atrás asemejaban centinelas de algún cortejo real, los dos en el centro ¿acaso miraban a la cámara con expresión vacía? Casi se podía adivinar la personalidad de cada uno a través de sus posiciones corporales, de la posición de sus manos, de la forma en que entrecerraban la boca. Las paredes despintadas atrás y las que parecían ser camas le daban el toque terrenal a lo que contrariamente podría haber sido un espectáculo paranormal. Manon volteó la cara ligeramente y pudo ver que el hombre estaba sumamente conmovido, casi hasta el punto del llanto. Y entonces sucedió. </div>
<div style="text-align: justify;">
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Manon soltó una carcajada. </div>
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<br /></div>
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Sí, una carcajada. Una que intentó atajar a medio camino con la mano libre, consciente de que aquello estaba fuera de lugar, consiguiendo únicamente empeorar el asunto pues la palma de su mano formó un ángulo que sirvió de acústica para su risotada ahogada. La aberración sonora tronó por toda la galería haciendo que la gente se volteara, algunos con sorpresa, otros con indignación. De estos últimos Mo fue principal partidario, claro receptor de lo que en aquel momento interpretó como un gesto de sorna de parte de una chica insensible e inmadura. Manon seguía tapándose la boca ahora con las dos manos (había soltado el bolso y la sombrilla), tenía los ojos grandes con un gesto que era a medias un intento de disculpa y una búsqueda de explicaciones. No entendía por qué algo que le había conmovido tanto le había provocado una reacción tan despreciable. El ofendido ensayó una retirada digna, casi militar en la forma de dar los pasos, y se dirigió a la puerta de entrada/salida en dónde la lluvia se anunciaba con un ruidito necio y poroso. (...) </div>
José Moraleshttp://www.blogger.com/profile/03824265941611658087noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7093901001172256759.post-52452820760654058132016-08-24T18:29:00.000-06:002016-08-24T19:06:12.220-06:00Principio de reciprocidad<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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- Ya quisieras - me atreví a decirle.<br />
- ¡Ya quisieras <u>vos</u>! - me contestó tajantemente.<br />
<br />
Y así, con dos enfáticos arañazos de gato, sacamos del anonimato a una estirada historia de tensión sexual no resuelta. José Moraleshttp://www.blogger.com/profile/03824265941611658087noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7093901001172256759.post-87073779850171480492016-02-09T21:07:00.000-06:002016-02-13T19:21:32.568-06:00El alcalde y el obelisco<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg0uPmEU71RF2Uhv-FPm03uvQIZJ2EgBYb_RyVZ7Jhi5xCgT6o4N6Au1bXS9PucFZKDJJH65_BK4SeexUdIzqqBDBlGfPu9vVuAtAgIdhpd1zSHND3ODKs1AVfbzkCSvp9GwzJ8rj5aGNY/s1600/DSC_0018peq.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="213" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg0uPmEU71RF2Uhv-FPm03uvQIZJ2EgBYb_RyVZ7Jhi5xCgT6o4N6Au1bXS9PucFZKDJJH65_BK4SeexUdIzqqBDBlGfPu9vVuAtAgIdhpd1zSHND3ODKs1AVfbzkCSvp9GwzJ8rj5aGNY/s320/DSC_0018peq.jpg" width="320" /></a></div>
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Ambos sabían que a partir de este momento no habría retroceso. Él le mordisqueaba suavemente los muslos, pícaramente, detenido en aquella acción como si toda ella completamente desnuda, con su sexo ahí tan cerca, vivo y dispuesto no fuera suficiente tentación. Sonaba B.B King de fondo, <i>there must be a better world somewhere,</i> cantaba el ahora difunto como súplica. Y ella se lo quería hacer saber a él, decirle con su cuerpo que sí que lo había, que estaba ahí, entre sus piernas, una trampa húmeda y carnosa. De vez en cuando levantaba ligeramente las caderas, una brevísima insinuación: un juego al fin y al cabo. Él lo entendía perfectamente, y sonreía entre mordisco y mordisco, mirándola fijamente con un mensaje claro: no sabés lo que te espera. Ninguno tenía prisa.</div>
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Aquel día todos parecían ir tarde y el fastidio era un manto desgarrado cubriendo la ciudad. Todo, absolutamente todo producía repulsión o asco. Encima el autobús iba repleto y ella sintió que vomitaba, quería dejar salir todo a esa hora de la mañana, vaciar las entrañas, arruinarle el día a alguien. No le importaba, porque acababa de descubrir que había olvidado los audífonos en casa. Tenía ganas de arrancarse una uña, algo ya de por sí nuevo en su catálogo de impulsos. La conversación del asiento de enfrente no llamó su atención de inmediato, sino hasta que pudo leer en una de las personas un desgano que supo identificar, que le pareció íntimo y familiar. Era la primera vez que lo veía a él, o mejor dicho a su perfil de hombre anónimo, esa cara que es mil rostros y ninguno a la vez. Hizo un esfuerzo por escucharle, algo que su interlocutor parecía haber abandonado desde hacía mucho rato.</div>
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- Y es que - decía él - yo no entiendo cómo alguien puede ser tan descarado. Imagináte - siguió sin esperar validación - irse de gira a Europa con su esposa y demás comitiva a "evaluar" diseños de obeliscos (¡como si necesitáramos semejante cosa en esta ciudad!) para después regresar y decir con toda la desfachatez del mundo que "no es un proyecto viable" Lo que no es viable - remató- es que ese sinvergüenza ahora quiera reelegirse ¡Jodás! </div>
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Sin entender por qué, ella se bajó del autobús en el mismo lugar que él lo hizo. Le siguió de cerca por unas dos cuadras y cuando reunió el valor le tocó el hombro. Él se volteó esperando la típica pregunta de quien busca desesperadamente una dirección. Ella suspiró.</div>
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- ¿Es verdad lo del obelisco? </div>
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Nadie maneja la técnica del vibrato como B.B King, y nadie maneja la lengua cómo él, maldita sea, pensaba ella mientras sentía que morirse justo en ese instante no solo estaría bien si no que además sería lo adecuado, despedirse con la sensación de que después de todo el mundo no puede ser una mierda cuando su cuerpo es capaz de emitir esos chispazos abrumadores. Y ahora viene su parte favorita, cuando él introduce un dedo, solo uno, suavemente, y le da vida, un ritmo que solo él conoce, que él se inventó para ella, que la lleva a ese mundo mejor que le prometieron, a la tierra de leche y miel y excesos y sudores y espasmos y contracciones y vibrato, oh sí, vibrato por siempre y para siempre. Vibrato con maestría, como nadie más lo sabe hacer.</div>
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Cuando todo se empieza a calmar, ella le mira entre agradecida y excitada. Le empuja de manera juguetona y se pone sobre él, acariciando su miembro. Es mi turno - le dice ella - y entonces él recuesta la cabeza y se dispone, pacientemente, a reclamar su recompensa.</div>
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En la radio el noticiero interrumpe la trasmisión para anunciar, de última hora, que según los resultados oficiales el alcalde de la capital acaba de quedar reelecto gracias al voto de una minoría que continúa sin conocer el hastío. </div>
José Moraleshttp://www.blogger.com/profile/03824265941611658087noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7093901001172256759.post-56500392166052394472015-04-26T19:23:00.000-06:002019-04-17T08:13:50.704-06:00Enchilada de papa<div style="text-align: justify;">
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgGMc47QtKToouI1uwBupGOgETBbm6cw002gWkMw6_6ROUPjNRcokrOj0FPQOoSP7foPoYj2IQm_Mzjv2aIyQXTnBGBCT6EgzaXFgidiDB8JM-fXx3CDFHREjQ4SWNU_9e5pO3nL51Zso4/s1600/Carrito.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="313" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgGMc47QtKToouI1uwBupGOgETBbm6cw002gWkMw6_6ROUPjNRcokrOj0FPQOoSP7foPoYj2IQm_Mzjv2aIyQXTnBGBCT6EgzaXFgidiDB8JM-fXx3CDFHREjQ4SWNU_9e5pO3nL51Zso4/s1600/Carrito.jpg" width="320" /></a></div>
Yo sabía que tenía que estar complemente roto por dentro porque no sentía absolutamente nada. En primer lugar, la embestida del camión fue brutal (ni el chofer me vio a mí ni yo lo vi venir a él). Segundo: había sangre por todas partes, había caras de gentes con los ojos bien abiertos sin poder explicarse cómo era que aún estaba vivo, había partes de mi cuerpo en posiciones inverosímiles, como si todo yo fuera un saco desgarrado. Pero no sentía nada, era como si me hubieran desconectado los sentidos. No había zumbidos, ni cosquillas, ni dolor, ni nada. Aún no sé porqué pero casi inmediatamente me empeñé en tratar de averiguar adónde habría ido a parar la enchilada de papa que acababa de comprar. Eso era quizás lo más estúpido de todo, estaba yo ahí tirado, un despojo de carne y huesos, poco menos que un hálito de vida, y solo pensaba en la enchilada, la que acababa de comprar aún calientita, con la que incluso había soñado esa mañana antes de despertar, la que me sirvieron con un par de servilletas y una sonrisa. Ni una señal de ella, habría ido a parar a una alcantarilla, al hocico de un perro o a las manos de algún indigente.</div>
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Me sirvió de consuelo, tonto por lo demás pero consuelo al fin, el que la dependiente de la panadería de la esquina le gritara a sus compañeras con un terror muy honesto (la misma franqueza con la que reparte sonrisas, probablemente): "¡atropellaron al muchacho guapo!". </div>
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José Moraleshttp://www.blogger.com/profile/03824265941611658087noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7093901001172256759.post-19928894076499988282014-12-10T22:43:00.000-06:002014-12-10T22:43:00.788-06:00Como los pasillos de Kubrick <div align="center" class="normal" style="line-height: 100%; text-align: center;">
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<div align="justify" class="normal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span dir="LTR" lang="es-CR">En las mañanas a veces me pasa que abro los ojos y vos estás durmiendo ahí, junto a mí, y te veo. Te veo bien, enterita, con tu cara de laguna plácida. Sí, te veo bien, pero no sé quién sos, no te reconozco. Elongada, misteriosa, profunda. Sos como esos pasillos de las películas de Kubrick que la cámara recorre lentamente mientras se va construyendo el suspenso o la angustia: Nunca se sabe qué hay al final. A decir verdad, en momentos así nunca se sabe que hay ni al inicio, ni a la mitad del recorrido. Sos una extraña durmiendo junto a mí, a medio vestir, con el cabello alborotado y una curiosa semisonrisa dibujada en tus cejas arqueadas. Estás en mi cama –nuestra cama- y cambiás de posición para evitar el escrutinio del leve rayo de sol que sobrepasa la barrera de las cortinas, pero yo no entiendo tus movimientos ni conozco su raíz. Olvido todo: el color de tus ojos, el sonido de tu voz, el tono de tu risa. No recuerdo dónde nos conocimos y no entiendo qué hacés aquí, tan apropiada de este espacio, tan dueña de la mitad de este país llamado habitación. </span></div>
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<span dir="LTR" lang="es-CR"><br /></span></div>
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<span dir="LTR" lang="es-CR">No sé quién sos.</span></div>
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<span dir="LTR" lang="es-CR"><br /></span></div>
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<span dir="LTR" lang="es-CR">Trato de adivinar adónde llevan esos pliegues de piel que se forman cerca de tus rodillas, pero me desconcentra el poder de tu implacable anonimato.</span></div>
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<span dir="LTR" lang="es-CR"><br /></span></div>
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<div align="justify" class="normal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span dir="LTR" lang="es-CR">Entonces cierro los ojos fuertemente por unos segundos, y cuando los abro de nuevo, ya sos vos otra vez. </span></div>
José Moraleshttp://www.blogger.com/profile/03824265941611658087noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7093901001172256759.post-47590525340008651702014-09-07T22:18:00.000-06:002018-12-18T09:46:41.232-06:00Crónica de un viajecito a New York<div style="text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh1zagGl8m-_FdjSMJAy1DBlH5j6lzxL0gj_fPtA5pV6awo9tptDf81e7AAb8V2b4CNI8JK1lPKZYQ_NUn1j3E8O3EZ6pkNblBZLNu4nI3H-QRsfepUItb-Ga35UTIx3LMQGEwRKcPCE0o/s1600/DSC_0063.JPG" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="212" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh1zagGl8m-_FdjSMJAy1DBlH5j6lzxL0gj_fPtA5pV6awo9tptDf81e7AAb8V2b4CNI8JK1lPKZYQ_NUn1j3E8O3EZ6pkNblBZLNu4nI3H-QRsfepUItb-Ga35UTIx3LMQGEwRKcPCE0o/s1600/DSC_0063.JPG" width="320" /></a></div>
<b>Día 1: Welcome to the jungle. </b>Madrugar importa poco cuando se trata de tomar un vuelo que lo va a llevar a uno directamente a la ciudad "que nunca duerme". A las 8.30am ya estoy en el aeropuerto Laguardia esperando el <i>shuttle</i> que por solo $13 me va a llevar directo a la Grand Central Terminal, en donde voy a encontrarme con mi amigo Brett (que está de vuelta en New York tratando de hacer carrera como cineasta) en algún punto de la mañana, siempre y cuando él logre vencer la fuerza de gravedad de la cama. No me importan los posibles atrasos, porque media hora de viaje después, desciendo en el puro centro de Manhattan, ahí donde se han grabado tantas películas que amo y lugar sobre el cual se han escrito tantos libros que atesoro. Esto es, en efecto, una jungla, siendo la Grand Central una pequeña muestra: gentes de todos los colores, razas y orígenes, gente de distintas extractos sociales, turistas en masa y despreocupados, newyorquinos amargados... Y uno los entiende un poco, porque en medio de la estación cientos de personas se toman una y otra vez la misma fotografía frente al reloj con cristales de Tiffany mientras otra gente corre para no perder el tren a última hora. Pero es que es difícil no subirse a uno de los balcones (que ahora están secuestrados por una gigantesca tienda Apple) y admirar la impresionante belleza arquitectónica del lugar, la magnifica luz que entra a todas horas, los tantos años de historia que saltan a la vista. Luego de satisfacer mi curiosidad (y matar el hambre) compro una copia de The New Yorker para aprovechar el tiempo de espera. Un par de horas después, Brett llega con una gran maleta. Está en medio de todo el enredo para cambiarse a un nuevo apartamento, cosa que no es ni sencilla ni barata en New York. La tasa de desocupación, según me cuenta, es de un increíble 1%, y los precios son elevadísimos para el tamaño y el acceso a servicios. Pero él ya encontró uno y ahora lo voy a acompañar a algún lugar en Long Island para que pueda cerrar la transacción. Nos vamos hacia Penn Station y ahí nos tomamos una merecida cerveza para ponernos al día y esperar el Ferrocaril de Long Island, que nos llevará hacia la estación de New Hyde Park, camino que aprovecho para admirar la monstruosidad de este sistema de trenes que opera con increíble eficacia y puntualidad. En el lugar Brett se encuentra con un tipo al que nunca le logro ver la cara mientras yo me quedo "haciendo guardia" a la distancia, y entonces me digo que sí, que definitivamente esto es alguna película de Scorsese y que a mí solo me falta el traje entero y los lentes oscuros. </div>
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Como el apartamento aún no está listo, nos vamos a quedar en un lugar en Harlem entre la Avenida Asterdam y la calle 125. Ahí encontramos a Olu, un senegalés dueño del apartamento y quien dice ser fotógrafo "entre otras cosas". No sé que serán esas otras cosas, pero tiene un par de reflectores gigantes apuntando hacia el sofá de la sala. Con algunas de sus recomendaciones salimos a explorar Harlem en busca de algo qué comer. Qué lugar maravilloso. Entre los retumbos del Teatro Apollo, la gente bulliciosa con camisetas de Martin Luther King o Malcolm X y los estudiantes de la Universidad de Columbia no sabe uno para dónde mirar. Finalmente comemos en un Deli atendido por mexicanos, con cierto aire al deli de Seinfeld, y Brett me ofrece ir al original donde se grababa la serie pero yo le recuerdo la premisa de mi viaje: evitar en la medida de lo posible los lugares altamente turísticos (la cual llegaré a irrespetar un 60% del tiempo). Pero primero lo primero: aprovechar las noches gratuitas en el <a href="http://www.metmuseum.org/">Metropolitan Museum of Art</a> (que no son tales porque en realidad te sugieren un precio de entrada como donación). Pero hay que ser honestos: no se le puede poner precio a semejante colección que abarca trabajos de Picasso, Rembrandt, El Greco, Manet... es imposible verlo todo y sin embargo siente uno que acaba de descubrir demasiadas cosas sobre la vida. En el apartamento recargamos energía para luego salir a explorar la vida nocturna de Manhattan, otra gran jungla: bares, restaurantes y comercios de todo tipo, abiertos hasta altas horas de la madrugada. Culminamos la noche en un Speakeasy (bar "secreto") que sirve comida marroquí.</div>
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Sí, definitivamente estoy en New York. </div>
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<b>Día 2: Aquí no hay desayuno. </b>Nos levantamos tarde y mientras me suenan las tripas recuerdo que aquí no se desayuna, si no que se toma el <i>brunch. </i>No se atreva el turista imprudente a tomarse esto a la ligera: acá esto es toda una institución. Como dice el dicho "<i>when in Rome..."</i>, así que ignoro el hambre atroz y aguardo pacientemente. En Amsterdam Avenue encontramos <a href="http://www.kitchenetterestaurant.com/home.html">The Kitchnette</a>, acogedor lugarcito que está repleto y con justa razón: la comida es absolutamente increíble, el servicio es el mejor y los precios son razonables. Encima el capuccino es gigantesco y delicioso.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgPur_OBR52fJcysChGADrT-MwifQcGazF5nm-VeHWOkEMLQQeuHaDd0HI9N0nLHLKeYLROvspvAyRGcBNg_OIk8y954tmFDW8L5yW7JOLtkvtnHDe9q6XCQSR4eTAkegxBdMJAMDYj9v0/s1600/DSC_0192.JPG" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="212" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgPur_OBR52fJcysChGADrT-MwifQcGazF5nm-VeHWOkEMLQQeuHaDd0HI9N0nLHLKeYLROvspvAyRGcBNg_OIk8y954tmFDW8L5yW7JOLtkvtnHDe9q6XCQSR4eTAkegxBdMJAMDYj9v0/s1600/DSC_0192.JPG" width="320" /></a></div>
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Mas tarde tomamos el tren hacia Bronxville, zona de suburbios situada a unos 24 kilómetros de <span id="goog_1807213937"></span><a href="https://www.blogger.com/"></a>Manhattan. Aquí es donde se encuentra el nuevo apartamento de Brett. Ademas encontramos a Sarah, pareja de mi amigo y quien le ha ayudado incansablemente en estos últimos días. Sarah es estudiante de escritura en ficción en el Sarah Lawrence College, no muy lejos de ahí. Es nacida en Jordania pero también tiene nacionalidad canadiense y comparte conmigo el amor incondicional por Montréal, donde ella también vivió por un tiempo. Los tres nos tomamos un café mientras hablamos de los <i>montréalais y</i> de buenas películas.<br />
<span id="goog_1807213936"></span></div>
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Nos devolvemos a la ciudad porque gracias a una sugerencia de Sarah logramos conseguir tiquetes para un espectáculo de Off Broadway llamado "<a href="http://www.drunkshakespeare.com/welcome">Drunk Shakespeare</a>", en el que un grupo de actores improvisa textos de Shakespeare mientras uno de ellos está (realmente) borracho. La función ocurre en un bar y el show es sumamente interactivo con la audiencia. El resultado es entretenimiento puro. Ver un show de Off Broadway siempre estuvo en mi lista de cosas por hacer, así que para mí la noche ya alcanzó su apogeo. Sin embargo, de aquí nos vamos para un bar karaoke (placer culposo de Brett) en donde los parroquianos son de las mas variadas procedencias: unas chicas pasadas de peso celebrando una despedida de soltera, dos hermanos latinos que al parecer suelen cantar en bodas, y un grupo de amigos celebrando un cumpleaños. Entre ellos está Samantha, una chica de Brooklyn que es dibujante y ademas siempre está ávida por mostrar su tatuaje de <i>Superwoman. </i>Yo la escucho hablar mientras me niego a seguir pagando $1 por canción ¿que acaso no les basta con que uno esté consumiendo? Y bueno, es New York. Aquí por todo te cobran. De vuelta hacia el apartamento el taxista trata de evitar el trafico y yo algo atónito consulto el reloj. Las 4 de la mañana. Son las 4 de la mañana y hay trafico pesado. No es que nadie duerme, es que aquí todos están siempre despiertos.</div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjCoDtCNe2QVBBO6SBVZNy3k0lX8JMgOTA_nkBqw-V3MaM1Q7Y1c_Ixv4-fAe5tiXnNTMbov6X3kkkDtEc9W2guVvxY0a2h5dDZ7bsixEc850nZQgy4O12N0DDTUUfTKaWWVugDGLGPiSs/s1600/DSC_0265.JPG" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="212" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjCoDtCNe2QVBBO6SBVZNy3k0lX8JMgOTA_nkBqw-V3MaM1Q7Y1c_Ixv4-fAe5tiXnNTMbov6X3kkkDtEc9W2guVvxY0a2h5dDZ7bsixEc850nZQgy4O12N0DDTUUfTKaWWVugDGLGPiSs/s1600/DSC_0265.JPG" width="320" /></a><b>Día 3: los poetas muertos. </b>Hoy estoy solo durante el día porque Brett tiene un compromiso junto a Sarah. Mi primer destino será Central Park, pero antes compro un café y un bagel para comer por el camino, porque es New York y bueno, hay que comerse un bagel. Una vez que se logra descifrar el sistema del <i>subway </i>es fácil trasladarse a casi cualquier parte. Además significa una experiencia cultural por sí sola, y es genial para ejercer el <i>people watching </i>que tanto me gusta. Central Park, por otra parte, es todo lo que se dice de él y aún más, una joya en el medio de la gran urbe que me atrapa por más de tres horas mientras camino por los senderos, encuentro artistas callejeros, admiro las edificaciones y leo las placas de dedicatoria en las bancas alrededor de todo el parque. Sí, hay miles de turistas, y sí, muchos usan los estúpidos carruajes tirados por sedientos y maltratados caballos (dan ganas de matarlos... a los turistas) pero no hay que dejar de visitarlo. Si uno sabe por dónde ir, encontrará a verdaderos newyorquinos leyendo, arrojando una pelota o simplemente haciendo la siesta sobre el césped sin que nadie les moleste. <br />
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Después me dirijo al <a href="http://www.thehighline.org/">High Line Park</a>. Según las múltiples reseñas en línea es un pecado negro no visitarlo si se está en New York. No hay duda: este es un parque público elevado, construido sobre las antiguas vías del ferrocarril y tiene un diseño vanguardista que respeta el entorno urbano mientras se destaca como un lugar de zonas verdes en medio de la ciudad, con importantes áreas de recreo y de esparcimiento. Es una idea genial y especialmente, bien ejecutada. La vista desde sus diversos puntos es impresionante. Cuando llego se avecina una tormenta y el río Hudson toma un aspecto sombrío que al mismo tiempo es arrebatador. Apenas unos minutos después cae un aguacero de fin de mundo y yo aprovecho para comer unos tacos y hablar con <a href="http://billpeaksnyc.com/">Bill Peaks</a>, diseñador que desde hace más de 20 años tiene su propio negocio de camisetas y que ahora tiene su puesto aquí en High Line. Es un vendedor entusiasta pero eso no influye en mí: desde hace rato había decidido comprarle la camiseta con la silueta roja de Dizzy Gillespie. La lluvia aunque fuerte resulta pasajera y logro terminar el recorrido del parque, del cual desciendo para explorar un poco las calles del distrito de Chelsea. Aquí las cuadras son inusualmente largas lo cual no es bueno para un pobre turista como yo que ya lleva en promedio seis horas caminando, pero se compensa con la gran cantidad de galerías de arte que se pueden encontrar en casi cada esquina. Solo entro a una, sin embargo, porque mis pies me piden a gritos volver al apartamento y ponerlos en alto. La <a href="http://www.straykatgallery.com/">Stray Kat Gallery</a> es bastante llamativa porque solía ser una planta para empacar carne y ahora muestra los trabajos de los artistas Stella Michaels y Zane Fix, entre otros. </div>
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En la noche siento que todo me duele, en especial los pies, las rodillas, la espalda... y sí, estaré viejo pero aún queda una ultima visita antes de que se acabe el día. Ya con Brett de vuelta nos vamos hacia el <a href="https://www.thedeadpoet.com/ordereze/Menu/37/Menus.aspx">Dead Poet Bar</a>, justo sobre la avenida Amsterdam. Lo que me atrajo son sus <i>signature drinks, </i>cócteles diseñados para honrar a poetas clásicos ya muertos. Lo mejor son sus descripciones:<br />
<br />
<div style="text-align: center;">
<i><u>John Keats<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>($10.00)</u></i></div>
<div style="text-align: center;">
<i>Known especially for his sensuous descriptions of the beauty of nature, his poetry also resonated with deep philosophic questions. Feel free to philosophize the meaning of life while you enjoy a tall glass full of vodka, Southern Comfort, amaretto, sloe gin, triple sec, lime juice and orange juice</i></div>
<div style="text-align: center;">
<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
Yo me pido un Pablo Neruda, sangria hecha a base de ron con especias, vino blanco y jugo de frutas. No recuerdo qué ordenó Brett, solo se que no pudo tomarse aquella extraña combinación que contenía absenta, entre otras cosas diabólicas. No es tan joven la noche cuando regresamos a Harlem.</div>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<b>Dia 4: New York te puede matar. </b>Es mi ultimo día acá y mis fuerzas están minadas. Pero aún queda mucho por ver. Nos vamos hacia West Village, un barrio con aires bohemios en donde tomamos el <i>brunch</i> para luego perdernos terriblemente por las calles pequeñitas y sus locas intersecciones. Brett tiene que volver para mostrar el apartamento a un posible <i>roommate </i>así que mientras tanto yo me voy a recorrer el Hudson River Park en donde decenas de personas aprovechan el feriado y los últimos días de verano. Me desvío un momento del parque para conocer el barrio de TriBeCa, famoso por sus múltiples restaurantes y por el festival de cine creado por Robert De Niro. Se nota que es un lugar que está en auge. En Chambers St tomo el metro que me llevará a cruzar hacia Broklyn Heights, desde donde planeo comenzar mi recorrido por el puente de Brokyln. Decidí que este sería el lugar más turístico al que le dedicaría buena parte de mi tiempo (culpen a Woody Allen por hacer "Manhattan"). Aquí los visitantes también compiten por espacio con enojados newyorquinos en bicicleta, pero al fin y al cabo todo se mantiene bajo control. Ambas, estructura y vista, son impresionantes y no es de extrañar que exista tanto flujo de personas durante todo el año. Cruzo el puente de un lado a otro y para este punto ya mis pies están llenos de ampollas (malditas <i>converse, </i>solo a mí se me ocurre), además estoy severamente deshidratado porque la humedad hoy es asesina. Me voy a tomar el metro para encontrarme con Brett y Sarah, pero más importante aún, para sentarme un rato y olvidarme por un instante de que tengo pies.<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEglKOgFv6-F2z7fLVokN7zRbjeaG8zCAvHNc-RmHVQaIZEUU2XrxHFnryy_KHv-Om24kQpP9jeXTOCGDd3t9vnaHX-5nD2yhYzrV3Utdsf_ip2T7MI-hXq6s46qaIf0npXFTDWHzB95fEs/s1600/DSC_0488.JPG" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="212" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEglKOgFv6-F2z7fLVokN7zRbjeaG8zCAvHNc-RmHVQaIZEUU2XrxHFnryy_KHv-Om24kQpP9jeXTOCGDd3t9vnaHX-5nD2yhYzrV3Utdsf_ip2T7MI-hXq6s46qaIf0npXFTDWHzB95fEs/s1600/DSC_0488.JPG" width="320" /></a></div>
<br />
<br />
Sarah quiere comer y a mí tampoco me caería mal, así que caminamos para buscar un lugar de comida turca que encontramos, después de tres dolorosas cuadras, cerrado a causa del feriado. No importa ¿esto es New York, cierto? Caminamos más, otro restaurante turco: cerrado. Comida brasileña: descartada. Comida china: descartada por ahora. Italiana: <i>Nope</i>. Finalmente, comida mexicana, la cual Sarah nunca ha probado: no se diga más. Solo que este lugar es mexicano-colombiano, y la comida es básicamente horrible y nos hace eruptar burritos por horas. Suele suceder. La siguiente parada es mi idea, sobre la cual estoy muy emocionado. Nos vamos hacia el SoHo, en donde se encuentra la librería-café <a href="http://www.housingworks.org/bookstore/">Housing Works</a>. Este lugar es increíble: vende libros usados que han sido donados por distintas personas, y es operada por una fundación que utiliza todas las ganancias para combatir el HIV y la indigencia. Además tiene una cafetería en donde uno se puede sentar por horas a hojear libros o tomarse un café o conversar por largas horas sin que nadie le moleste. Y luego libros, libros y más libros. Me quiero quedar a vivir aquí. Hay ediciones bellísimas como "the rime of he ancient mariner" ilustrado por Gustav Doré, o antologías de poetisas japonesas y sus haikus. Debido a mi limitado presupuesto, sin embargo, me decido por una antología de cuentos editada por The New Yorker con escritores "cuyo trabajo permitirá definir el futuro de las letras estadounidenses". Brett encuentra algo de un poeta gringo y Sarah un libro de Stan Lee sobre el arte de escribir comics. Para mí lo mas importante fue haber donado una copia de mi libro, y fantasear con todos los posibles caminos que va a seguir de ahora en adelante y con todas las manos en las que puede acabar.<br />
<br />
Luego no sé qué fuerza sobrehumana me hace seguir caminando junto a mis acompañantes. A este punto realmente siento que estoy mas allá de mis límites, que debería detenerme y dejarme caer ahí justo donde estoy en ese momento y cortarme los pies con un tenedor. Pero sigo porque me digo que tengo que aprovechar esta ciudad al máximo y que no sé si algún día voy a volver. Y creo que ahí esta el encanto de este lugar. New York es como esas relaciones que uno sabe que lo pueden matar y que sin embargo no puede terminar. New York despierta una atracción fatal. Le andamos de cerquita al barrio chino, a Little Italy y al Empire State pero yo les recuerdo a mis amigos mi necesidad de evitarlos por ahora. Con verlos de lejitos me basta. Tal vez debido al cansancio emito improperios dirigidos a los turistas que pasan en unos buses grandotes y sin techo, "admirando" la ciudad. Idiotas: no saben que acá se viene a dejar sangre, sudor y lágrimas.<br />
<br />
El final de la noche viene conmigo comprando unas sandalias horribles en una tienda de regalos cerca de Times Square, pero era eso o abandonar el barco. Después de comer un postre (por aquello de la baja de presión) logramos encontrar boletos para un show de Stand Up Comedy que resulta genial para culminar el viaje. Amigos, tragos, risas. En el apartamento nos despedimos con un gran abrazo y la promesa de una visita recíproca, mientras yo pienso que solo tendré unas dos horas de sueño antes de que el taxi llegue por mí para llevarme al aeropuerto. Sin embargo, y por mas abatido que esté, se me viene a la cabeza aquello que cantó Bob Dylan, aquello que decía algo así: <i>When I leave New York, I’ll be standin’ on my feet...</i></div>
José Moraleshttp://www.blogger.com/profile/03824265941611658087noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-7093901001172256759.post-30434533783871467542014-05-09T17:43:00.001-06:002014-05-09T17:43:39.748-06:00La sed de los bomberos (fragmento)<strong>I.</strong><br />
<br />
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Tenía unos nueve u ocho años cuando escuché por primera vez sobre el lagrimal obstruido. No entendí en aquel momento, por supuesto, las implicaciones médicas ni las causas o consecuencias, pero me quedé fijada en la descripción (algo superflua) que contenía el reportaje televisivo: “Las lágrimas se salen de los ojos y resbalan por la mejilla, los ojos se llenan de lágrimas y se ve con dificultad, la persona se limpia constantemente”. De inmediato me asaltó la imagen de un ojo derramando lágrimas eternamente (así lo interpreté en aquel momento) y se adueñó de mí una tristeza pesadísima. Lloré por tres días seguidos. Mis papás estaban tan preocupados que intentaron encontrar una solución consultando a dos médicos distintos, pero el diagnóstico no llegaba a consumarse. Antes bien los doctores con su dejo de prepotencia hacían comentarios solapados sobre la incapacidad cada vez más creciente de los padres modernos para controlar a sus hijos caprichosos (entendí el significado de esos comentarios hace apenas unos años). Cuando irremediablemente surgía la pregunta “Ani ¿qué te pasa?” yo respondía con más llanto porque era mi única forma de ilustrar lo que estaba experimentando. La imagen del lagrimal lesionado me daba la sensación de infinita tristeza, pensaba en personas perpetuamente desoladas, sufriendo de una amargura inacabable, inextinguible, sin nada que pudiera devolverles al menos un ratito de alegría, visualizaba las lágrimas como obstinados mosquitos, legiones de obstinados mosquitos lanzándose sobre la piel de una persona para inyectarle toneladas de tormento. Durante esos tres días, perdí todas las ganas de vivir que puede llegar a acumular una persona en ocho o nueve años. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Ni papá ni mamá llegaron a conocer la razón de mi explosiva depresión. A la gente se le olvida esto pero incluso a esa edad una, siendo aún “mocosa”, tiene un cierto instinto de auto preservación que le hace protegerse de los adultos ocultándoles ciertas cosas que una sabe no podrían caber en sus cabezas. Cosas que inevitablemente activarían esa mirada condescendiente que todo infante odia, la del adulto omnipotente que siempre sabe lo que es bueno para una, la que reduce a la insignificancia cada universo rigurosamente fabricado por maquinarias incomprensibles. A la gente se le olvida, pero a mí no. Siempre me fuerzo a recordar a aquella versión mía de la llorona porque me hizo comprender que uno nunca entiende la vida de mejor manera que cuando es un niño...</div>
José Moraleshttp://www.blogger.com/profile/03824265941611658087noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7093901001172256759.post-1447069245417701602014-03-17T22:34:00.000-06:002014-03-17T22:34:48.633-06:00El periodo azul<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://scontent-b-lga.xx.fbcdn.net/hphotos-ash3/t1.0-9/922798_10151555740694641_1865757147_n.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="200" src="https://scontent-b-lga.xx.fbcdn.net/hphotos-ash3/t1.0-9/922798_10151555740694641_1865757147_n.jpg" width="200" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
Fue Angie la que terminó de convencerme de que el periodo azul de Picasso no tenía ninguna influencia en el título del album de 1953 "Blue Period" de Miles Davis. Supongo que mis amigos ya comenzaban a preocuparse por mi nivel de obsesión con el tema y le rogaron a la siempre sucinta y <i>very british</i> Angie que me diera un sacudón mental, cosa para la cual ella siempre encontraba las palabras exactas. Reconoció que la casualidad era muy grande, pero de inmediato remató con el argumento de que mi confusión se debía probablemente a la denominación anglosajona (<i>blue period</i> en ambos casos). Además, sin espacio para la consideración, me aseguró que inventar misterios o relaciones espurias entre dos grandes artistas no me iba a devolver a Jazmín. Le agradecí su laconismo y la acompañé a la puerta mientras le aseguraba que tenía razón, que dejaría el tema para siempre.<br /><br />Yo nunca hablaba de Jazmín para no molestar a mis amigos y ese día me di cuenta de que en realidad eso era lo que los tenía inconformes, el que yo me sumergiera por largas horas en la internet o en las bibliotecas públicas sin buscar verdadero apoyo, el que dedicara mi vida a una infructuosa búsqueda que me alejaba de hablar de mis sentimientos. Cuando uno está inmerso en algo así uno sabe que está obrando mal pero aún así evita detenerse porque sabe que hay una inmensidad de tristeza a la cual hacer frente, como en "los pobres a orillas del mar", de Picasso. Los tres individuos tienen las caras agachadas, y atribulados evitan voltear a ver el océano. Alguna mierda así.<br /><br />No sé, me llamarán terco pero yo sí aprecio la experiencia que esta búsqueda trajo consigo. De cierta forma fue mi retribución hacia Jazmín, que nunca dejaba de hablar de los "maestros", como si de veras los hubiera conocido, como si hubiera estado ahí durante la severa depresión de uno o la adicción a la heroína del otro. En fin, era una de sus tantas cosas a las que, lo sé ahora, no les di la importancia debida. No era mi intención buscar redención, sigo sin creer en esas cosas. Más bien intentaba yo reconstruir esa atmósfera que ella siempre quiso compartirme y que yo consideré superficial o incluso caprichosa, aunque evidentemente tomé los caminos equivocados.<br /><br />O tal vez no.<br /><br />Es cierto, nunca logré encontrar la relación directa entre una cosa y la otra, pero sí descubrí que se complementaban perfectamente. Por ejemplo no me cuesta nada imaginar a la "mujer melancólica" sentada ahí junto a esa ventana escuchando "Blue Room" una y otra vez sin cansarse, consumida por el azul envolvente y la melodía sinuosa. Así como a menudo le ocurría a Jazmín, o incluso a mí tiempo después de su partida. Recuerdo que durante mi frenética investigación escuchaba "Bluing" sin parar, hasta que un día descubrí que al final de la pieza (hay que prestar mucha atención) Art Blakey sigue tocando a pesar de que los demás se han detenido y se puede escuchar a Miles decir <i>"You know that ending man, let's do it again" </i>y la verdad no lo volvieron a hacer, el LP quedó grabado de esa forma, con ese maravilloso testimonio de la improvisación artística, sin segundas oportunidades. Entonces era fácil imaginar a Pablo decirle al tal Casagemas, su amigo querido "¿sabes qué viejo? ¿Ese final, en el que te matas? Intentemoslo de nuevo, de otra forma", pero no sucede así porque no se puede cambiar el pasado y además el periodo azul nunca habría existido y Jazmín no habría encontrado excusas para quedarse por horas contemplando "la sopa" mientras esperaba que el efecto de la sobredosis de pastillas fuera más fuerte que las ganas de escuchar la trompeta de Miles hacer estragos sobre el tocadiscos.</div>
José Moraleshttp://www.blogger.com/profile/03824265941611658087noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7093901001172256759.post-20116796149828845832013-12-23T22:09:00.000-06:002013-12-23T22:11:44.406-06:00 Como los cameos de Hitchcock<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<a href="http://porticoecr.wordpress.com/">(Publicado originalmente en la Revista Pórtico 21)</a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-CR"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-CR">Ya yo te había explicado lo que es un cameo,
pero cómo cuesta con vos. Si no me ponés atención ¿cómo esperás que te pueda
decir las cosas claramente? Ya sé que detestás mis analogías, no creás que no
me doy cuenta. Pero entendélo, esta es mi manera de comunicarme, no conozco
otra. Vos siempre lo has sabido.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-CR">Y bueno, va otra vez, te digo, al tipo le
gustaba salir en todas sus películas, haciendo personajes pequeñísimos y casi
insignificantes. Hay unos memorables como en <i>life boat, </i>donde sale en un anuncio del periódico… ¿Me entendés? A
sus fans les fascina, se pasan escrutinando los filmes para detectar el momento
en que aparece el maestro. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-CR">¿Te das cuenta ahora? Por eso te lo decía. Vos
sos mi Hitchcock. Siempre has estado ahí, en todo momento, desde que nos conocimos
chiquitillos en el barrio, cuando fuimos al cole juntos (que no me dabas pelota,
por cierto). En las fiestas de reunión de los compas de quinto, en los
matrimonios, en el entierro de los viejitos aquellos de la casa amarillo huevo que
fallecieron uno después del otro, casi al mismo instante ¿Te acordás? Ese día
fuimos por un café y hablamos como tres horas de ellos y de lo bonito que sería morir así, junto a
la persona que uno ama. Y que después yo te confesé que ese día había dicho un
montón de culioladas solo porque la verdad me tenías loco desde hace tiempo, y
vos te enojaste al principio pero luego te pareció lindo, y ahí fue donde
comenzamos a salir y luego todo fue muy rápido, buscar este aparta, mudarnos
juntos… Anoche nos dijimos cosas muy feas, lo sé, y entiendo porqué querés
hacer lo que querés hacer. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-CR">Pero es que vos sos mi Hitchcock. Por eso no te
podés ir. <b> </b><o:p></o:p></span></div>
José Moraleshttp://www.blogger.com/profile/03824265941611658087noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7093901001172256759.post-15788399655179434012013-09-20T23:00:00.000-06:002013-09-20T23:02:47.633-06:00Regina Spektor comiendo pollo frito en el bus.<div style="text-align: justify;">
No me jodan. Ustedes no saben lo que es estar muriéndose de hambre y llegar al final del día con tan solo mil colones en la bolsa, encima sabiendo que faltan unas dos horas para que el bus llegue a la casa. Eso es lo que tuve que haberles dicho; eso, levantarme, ir hacia sus asientos y decírselos. Pero no tuve fuerzas en ese momento: alguna pereza residual habrá sido. Aunque sí me les quedé viendo largo y tendido con algo de saña, par de mocosos pseudo-agrupados en sus pseudo-tribus urbanas. Desechos postmodernos de la falta de identidad, meros productos de la artificialidad de la internet. Se creen muy <i>avant-garde </i>con sus looks <i>vintage</i>, su musiquita <i>indie, </i>su apertura y su mentalidad progresista. Siempre me colman el salón de clase, se hunden en los pupitres y no sueltan el celular o la tablet (o ambos) viéndonos a todos los demás por encima del hombro, como en ese momento justamente en que se burlaban de la señora que hacía magia con la porción de pollo frito que había comprado en la parada. Cierto, aquello fue la multiplicación de las pechugas: Comía ella, su hijita de unos dos años y su otro hijo en esa edad que en las nuevas generaciones resulta tan molesta, esa que no es ni infancia ni adolescencia si no que es como algo robado, un agujero amargo, un árbol que cae en el bosque vacío. Pues eso, comían los tres a duros penas y sí, es cierto, gracias a las labores de repartición todo el bus olía a cocina descuidada de restaurante chino, y sí, es cierto, yo también vi a la señora limpiarse la (excesiva) grasa del pollo con las cortinas del bus, y sí, también noté como el pre-adolescente masticaba ruidosamente con la boca abierta. Pero ¿y qué? ¿No es que son muy tolerantes, muy conscientes de la realidad social? Pero no, ahí estaba los dos mocosos, aspirantes a remedo de <i>hispters</i>, desperdicios de interacciones sinápticas, ahí estaban, burlándose de la pobre señora y de sus retoños. Ah, y encima ¡encima! los señores distinguidos venían escuchando música de su celular a todo volumen, algo que yo consideraba exclusivo de los descerebrados que se adscriben a esa basofia que llaman reggaetón. Regina Specktor. Eso sonaba (la conozco porque tengo una extraña fascinación con artistas de origen ruso que logran triunfar en el mercado norteamericano - es una larga historia). Ahora que lo pienso tal vez eso fue lo que me calmó un poco, la música. O el sueño. La música, el sueño, los resquicios de pereza. No sé.<br />
<br />
Y luego pude haber cerrado los ojos inmediatamente pero en lugar de eso los dejé abiertos unos cuantos segundos más. Son de esos impulsos raros que tiene la vida, inexplicables para mí. Es una sútil traición de la voluntad, un desplante psíquico, una malacrianza sensorial. Llámese como se llame, pude presenciar cuando todo se salió de control: La señora del pollo estaba enfrascada con los últimos huesos. Fue tanto su afán por lograr una equidad en la repartición que al halar una parte de la otrora criatura viviente, un pedazo de la piel fue caer justo sobre el zapato izquierdo de uno de los muchachos. La piel era un derroche de grasa y resbaló lentamente, como una babosa cuando le tiran sal encima y decide arrastrarse para salvar su vida. La discusión arrancó de inmediato: el atacado con el misil grasiento estaba ofendidísimo y lanzaba improperios a la pobre señora, quien, enjuta, se debatía entre reírse o preocuparse por la reacción del muchacho. La niña estaba asustada y había dejado de comer. El pre-adolescente seguía masticando ruidosamente con la boca abierta, aunque más lentamente, con mirada calculadora. Mientras tanto la Spektor escuchaba voces en su cabeza y yo pensé en ella. La imaginé en un autobús allá en la lejana Moscú, no con nueve años apenas sin saber en qué rayos le afectaba la bendita perestroika, si no ya mayor, con sus treinta y tantos encima, y preocupada por no tener muchos rublos en la cartera, con el hambre rebotándole en los nervios, comiéndose una porción de pollo frito bajo la mirada estricta de los demás pasajeros, enjugando la grasa que le baja hasta los codos: Feliz. Así que me dio tanta rabia que me levanté y sí, lo hice, llegué hasta donde el tipo que se molestó por la interrupción de su desahogo, tomé con mis manos el trozo de piel de pollo y sí, se lo restregué en la cara como si estuviera borrando una respuesta incorrecta en un examen. Aquello fue la peor ofensa, el otro se me vino encima, la mayoría de los golpes mal calculados, zafarrancho total, escándalo. El olor a grasa reciclado más penetrante que nunca. Después lo que ustedes ya saben, el chofer (y luego la seguridad) me obligan a bajarme del bus, yo reclamo, que miren que es el último bus para el pueblo, que miren que yo me quedo tranquilo, que miren se estaba burlando de la señora, que miren ustedes son unos malparidos. Nada que hacer. <br />
<br />
Logré que me vendieran la última porción de pollo que quedaba antes de que cerraran la parada. <br />
<br />
<br />
<br /></div>
José Moraleshttp://www.blogger.com/profile/03824265941611658087noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-7093901001172256759.post-60404002868956960232013-05-02T21:29:00.001-06:002013-05-02T21:39:38.526-06:00Como la voz de la Bardot.<!--[if gte mso 9]><xml>
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<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://dazzlingal.files.wordpress.com/2011/10/brigitte-bardot-431.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="185" src="http://dazzlingal.files.wordpress.com/2011/10/brigitte-bardot-431.jpg" width="200" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-CR" style="mso-ansi-language: ES-CR;">Te lo digo, todo mundo hablaba de sus bondades
físicas. Que las piernas, que el culo de otro mundo, que las tetas sublimes. Un
monumento de mujer, eso decían. Y bueno, yo lo sé porque mi papá siempre
hablaba de ella, hasta el cansancio. A mí se me pegó la obsesión, no lo voy a
negar. Cuando estaba chamaco mis compas del cole no entendían, ya sabés cómo
cambia el ideal de belleza con el tiempo… En fin, me tiré todas sus películas
gracias a la colección de papá. ¡Ja! Si supiera el viejo todo lo que influyó en
mí para ser el cineasta frustrado dirige-comerciales-de-hamburguesas que soy
ahora.</span><br />
<br />
<span lang="ES-CR" style="mso-ansi-language: ES-CR;">No sé si estaría orgulloso. Lo que sí sé es que todavía hablaríamos de la Bardot, y así como te lo
digo a vos también se lo hubiera dicho a él: A mí lo que me encantaba era su
voz. Sí, sí, esa voz, qué bárbara. Yo sé que no me creés, ni siquiera me lo
tenés que decir, pero es muy cierto. Para mi ese era su mayor encanto. Por
ejemplo, en “el desprecio” de Goddard, cuando llama a Paul – <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Paul, vien ici!</i>- y el imbécil de Paul
que iba, pero es que, decime vos, ¿quién se va a resistir a esos tonos como de
flauta dulce? Ah, y después cuando a la tipa le dio por cantar ¡santísima! Como
en aquella canción que no recuerdo el nombre pero que al final ella decía muy
sugerente: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">plus fort, oh oui, plus fort!</i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-CR" style="mso-ansi-language: ES-CR;">Tu voz no es como la de la Bardot. Es más bien una
convergencia de lo rasposo y lo chillón. Algo tenés de ella ¿sabés? El caminado
grácil, los labios prominentes, la majestuosidad pretenciosa. Pero la voz,
definitivamente no. Al principio no me importaba, pero con el tiempo me ha
llegado a irritar mucho, especialmente cuando tenemos invitados y te da por
hablar sin parar.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-CR" style="mso-ansi-language: ES-CR;">Y fue por eso que, anoche frente a todos, te
mandé a callar.</span></div>
José Moraleshttp://www.blogger.com/profile/03824265941611658087noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7093901001172256759.post-46777565486657319162013-02-11T21:42:00.000-06:002013-02-19T07:59:05.338-06:00Aroma de asesino*<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: x-small;"><b>*<span style="font-size: x-small;">(Adelanto del libro "<a href="http://www.facebook.com/esdrujulaesunapalabraesdrujula">Esdrújula es una palabra esdrújula</a>"</span>. EUNED, 2013).</b> </span></div>
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Fue muy confuso y doloroso el episodio que marcó nuestro primer encuentro. No sé cómo e ignoro aún por qué él había llegado hasta ese refugio de cartón que nuestra madre había encontrado en medio de aquel charral abandonado. Ahí a duras penas ella nos alimentaba a mis dos hermanos y a mí con lo que podía conseguir. El muy salvaje nos había encontrado y reclamando un espacio que aseguraba como suyo, actuó con violencia extrema sin la más mínima consideración. Primero la emprendió a patadas contra mi madre. Tres golpes secos sobre su estómago fueron suficientes, la pobre estaba tan débil que no pudo soportar un ataque tan bestial: ahí quedó tendida sobre el suelo mientras mis hermanos cerca de ella lloriqueaban impotentes y yo, escondido tras una de las paredes de cartón, miraba aterrado la escena. Luego el homicida la emprendió a machetazos sobre los cuerpos de mis hermanos, que poco pudieron hacer. Quedaron derrotados en el suelo en medio de un baño de sangre. Con satisfacción en sus gestos el hombre se retiró, mientras yo en medio de mi desenfreno de horror fui incapaz de recordar su cara. Pero su olor, ese sí que se me quedó grabado. Era un olor penetrante, ácido, corrosivo. Era el olor del asesino.<br />
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Fue difícil armarme de valor para salir de mi escondite y dejar aquella escena de espanto. A mi corta edad tuve que enfrentarme al asesinato de mi familia y luego a la cruda realidad de la calle. No sabía yo nada de esta, y eso me costó sufrimientos extremos durante los primeros años. Especialmente el hambre era algo horrible, inimaginable. Fue más el instinto que otra cosa el que me ayudó a descubrir que dentro de las bolsas de basura podía encontrar algo de comer. No siempre en buen estado, nunca de la mejor calidad, pero comida al fin y al cabo. Con el tiempo aprendí observando a otros también destinados a la calle el delicado arte de mendigar por alguna cosa medianamente comestible.</div>
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Después supe encontrar un nuevo refugio donde ponerme a salvo de los aguaceros y del frío de la noche. Regresando ahí uno de tantos días lo encontré por segunda vez. Su rostro aún lo veía borroso pero su olor sí que era inconfundible: penetrante, ácido, corrosivo. No cabía duda de que era él. Sentí tanta rabia, primero por todo lo que el malnacido había hecho y segundo porque el tiempo no había hecho justicia. En la ingenuidad de mis primeros años yo pensaba que alguien capaz de asesinar a sangre fría debía pagar en vida por su crimen. Pero no, ahí estaba el hombre que me había dejado sin familia, saludable, feliz, vivo aún. Todo dentro de mí vibró en un ataque de cólera repentino, y a pesar de saberme en desventaja por mi corta edad y mi tamaño quise perseguirlo y hacerle pagar, con la mala fortuna de que un automóvil me golpeó mientras atravesaba la calle. En medio de la confusión y este nuevo dolor lo perdí de vista. Se había alejado para continuar su vida vacía de arrepentimiento.<br />
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Desde aquel episodio renqueo y probablemente hace mucho habría muerto de no ser por el compañero que el destino me puso en el camino. Pasé varios días en mi refugio entregado al sufrimiento de los golpes por el atropello, hasta que quien se convertiría en mi socio de la calle se apareció, buscando también un lugar para guarecerse. En mi debilidad era incapaz de defender mi espacio así que se instaló mientras yo presentía lo peor. Pero no sucedió nada terrible, antes bien, cada día mi nuevo acompañante me llevaba algo de comer de lo que podía conseguir en las calles. Más que la comida, lo que me ayudó en la recuperación fue la fortaleza de aquel buen gesto. </div>
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Comenzamos a patrullar juntos las calles en una sociedad que nos daba buenos resultados. Así pasaron los años hasta que fortalecidos por la edad y por el crecimiento de nuestros cuerpos decidimos ampliar nuestro radio de acción en busca de mejores condiciones y, sobre todo, más lugares donde conseguir comida.</div>
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Fue en una de estas expediciones cuando lo encontré por tercera y última vez.</div>
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No había cambiado mucho, no podía existir manera en que el muy desgraciado pudiera disfrazar su horripilante olor: penetrante, ácido, corrosivo. Exploté internamente de nuevo, pero esta vez la madurez me permitió actuar con mente calculadora. Evalué mi situación: ya había alcanzado un tamaño considerable así que la lucha sería pareja. No había muchos automóviles cerca puesto que era una calle poco transitada. Y sobre todo, el tipo estaba desprevenido, con la guardia baja. Justo como lo quería encontrar. Mi compañero intuyó la bronca y se retiró despacio, sin chistar. Esto no le concernía. Arrastró sus cuatro patas lo más lejos y lo más rápido posible.</div>
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Yo por mi parte emprendí la carrera y ni siquiera ladré para avisar de mi ataque. Salté lo más alto que pude y hundí mis colmillos gastados en su cuello, que se iba desangrando mientras la gente alrededor gritaba desesperada que se lo quiten, que le quiten a ese perro de encima, que lo está matando.</div>
José Moraleshttp://www.blogger.com/profile/03824265941611658087noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-7093901001172256759.post-28491600592955087562013-02-02T18:04:00.001-06:002013-02-08T07:21:43.332-06:00Periplo con bacinilla<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgLflfYbFjv4ROrXi3BoNF3EqK-8d8D47TReSv2IJSQEPopJ-XhGvvUuhWPq8aghy1xfRc3WdQ4UgYfqwqR9MWjY4kwHS6JLWooaGVtZRrvUqkeMJIIOXECP69SwtSPTiAaHA8WgWHx5Bc/s1600/imagesCAOBE2AM.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgLflfYbFjv4ROrXi3BoNF3EqK-8d8D47TReSv2IJSQEPopJ-XhGvvUuhWPq8aghy1xfRc3WdQ4UgYfqwqR9MWjY4kwHS6JLWooaGVtZRrvUqkeMJIIOXECP69SwtSPTiAaHA8WgWHx5Bc/s1600/imagesCAOBE2AM.jpg" /></a></div>
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Pocas son las cosas que uno puede recordar de su infancia temprana. Y cuando se logran evocar, curiosamente aparecen como en medio de ese tratamiento que en las series de comedia estadounidenses se le da a las escenas sobre sueños. Ya saben, envueltas en una especie de niebla, con los sonidos algo lejanos, las imágenes ligeramente difusas. </div>
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De todo lo que me pudo haber sucedido cuando tenía dos años, solo hay una cosa que no ha evadido mi memoria por completo. Llega, eso sí, como una colección de hechos inconexos, conjuntados por extraños <em>fade in-fade outs</em> de cámara, envueltos en niebla. Los sonidos lejanos, las imágenes difusas. Primero, mi papá me regaña con dureza (por alguna razón imposible de ubicar). Luego su espalda (tan solo la espalda) mientras sale de su propia habitación, donde yo estoy tirado en la cama de mis padres, boca abajo, gimoteando, completamente resentido. A continuación una imagen fuerte (que extrañamente veo desde fuera de mí): gestos de resolución en un niño pequeño, de escasos dos años, gestos que lo hacen levantarse intempestivamente, acompañado de una decisión que está muy por encima de su madurez emocional. El pequeño, rebelde con menos de un metro de altura, decide huir de su casa. Pero no lo hace con sus manos vacías: Va a su cuarto y toma lo que inexplicablemente ve como la única posesión que necesita para iniciar su periplo, su propia lanza en astillero. Así es, el niño saca de debajo de su cama... una bacinilla. Roja. Sin ningún contenido (valga la aclaración).</div>
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Y corre, huye de su casa, con el enojo como su escudo de armas. Pero no llega lejos. No puede, porque a los dos años el mundo es inmensamente incomprensible, inexplorado, hostil. Reconoce la pulpería de la esquina, y se sienta en la banca de madera que está afuera del establecimiento. Y ya no sabe hacia dónde ir y mucho menos cómo volver a casa, y el miedo se le pega como el polvo que el viento levanta en aquellas calles sin pavimento. Comienza a llorar amargamente, aferrado aún a la bacinilla, convencido de haber cometido un gran error pero al mismo tiempo sin saber exactamente qué es esa punzante sensación que le abruma, ni qué son esos gigantes que lo golpean como con aspas, una y otra vez.</div>
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No sé si la gente que se encontraba en el abastecedor reaccionó de alguna forma a mi llanto nada sutil, porque como emergiendo de la nada apareció mi papá, muerto de risa. En realidad me había estado siguiendo todo el tiempo, entre la curiosidad y el sentido de protección paternal. Aún riendo a más no poder me tomó en sus brazos y me llevó de vuelta. Yo me pegué a su cuerpo para sacarme de encima el terror, mientras cuidaba que la bacinilla no resbalara de mi mano. Nunca más volví a huir de casa.</div>
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No podría yo elaborar sobre qué nivel simbólico le otorgaba mi psique a aquel instrumento comúnmente visto con malos ojos (después de todo, es el recipiente para las más asquerosas deposiciones humanas). Pero puedo afirmar que la experiencia me marcó fuertemente para el resto de la vida, y me enseñó que, a veces, cuando uno pierde el camino, siempre hay algo a qué aferrarse, y siempre hay alguien querido dispuesto a llevarte a casa. </div>
José Moraleshttp://www.blogger.com/profile/03824265941611658087noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7093901001172256759.post-70520031201528024162012-12-09T17:04:00.000-06:002013-04-02T21:37:01.718-06:00Como las miradas de De Niro<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
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<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-CR" style="mso-ansi-language: ES-CR;"><i> (Microrrelato finalista del <a href="https://www.editorialcostarica.com/catalogo.cfm?detalle=1868">Premio Joven Creación 2012</a> de la Editorial Costa Rica)</i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-CR" style="mso-ansi-language: ES-CR;">Sí, yo sé que vos pensás que es un gran
vendido, pero eso a mí me tiene sin cuidado. No importa en cuantos bodrios
actúe ahora para conseguirse cheques fáciles, yo lo sigo considerando un
referente. Y es que así te lo digo, nadie, oíme, nadie tiene ni ha tenido la
capacidad de ese hombre. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-CR" style="mso-ansi-language: ES-CR;">Mirá por ejemplo ¿quién se va a pasar cuatro
meses en el mediterráneo atiborrándose de comida con tal de engordar lo
suficiente como para hacer un papel fidedigno? ¿Te acordás que la vimos, “toro
salvaje”, la de Scorsese? Y hablando de Scorsese, fijáte vos-esto no te lo
había contado- que para <i style="mso-bidi-font-style: normal;">taxi driver,</i>
De Niro fue y sacó una licencia de taxista para prepar su papel ¿te podés
imaginar?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-CR" style="mso-ansi-language: ES-CR;">Pero aparte de todo eso, a mí lo que más me sorprende
de él es la capacidad de decir tantas cosas con la mirada. Como en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">goodfellas, </i>cuando Jimmy decide
finalmente deshacerse de Morrie, que en 30 segundos, o sea, en 30 putos
segundos, vemos en sus ojos el progreso de la decisión en cuatro momentos distintos:
tas, tas, tas y tas. ¡Estás muerto, Morrie! O por ejemplo en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">los hijos de la calle, </i>cuando Tommy
decide contarle todo al padre Bobby, y vemos en la toma nada más un primer
plano de De Niro, y no se oye bien la historia, solo la música y el plano fijo,
y aquellos ojos que comienzan a transmitir muy sutilmente todo lo que en ese
momento pasa por la cabeza del sacerdote.<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Te lo juro, se me pone la piel de gallina cuando te lo cuento, pero es
que yo pocas veces he visto algo igual. En vos, por ejemplo, lo he visto. Lo
decís todo con la mirada. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-CR" style="mso-ansi-language: ES-CR;">Fue así como me di cuenta de que ya no me
amabas.</span></div>
<span class="st"></span>José Moraleshttp://www.blogger.com/profile/03824265941611658087noreply@blogger.com0