Entrevista al autor por Warren Ulloa Argüello, originalmente publicada en la Revista Literaria Literofilia
José Morales es psicólogo y actor,
egresado del Teatro Giratablas, sin embargo la literatura lo ha seducido
y lo confirma su micro relato, aparecido en la antología Joven Creación
de relato 2012 de la Editorial Costa Rica, titulado “Como las miradas
de De Niro”. Sella esa pasión el cuentario “Esdrújula es una palabra
esdrújula” publicado por la Editorial Estatal a Distancia. Con este
libro viene a engrosar la larga camada de jóvenes narradores que han
publicado cuento y relato en los últimos años. Un debut promisorio sin
duda alguna, por esa razón y porque vale la pena: “Las 5 abrebocas”,
para conocer más de su nueva obra próxima a presentarse.
1. Siendo este su debut literario ¿Por qué optó hacerlo con un cuentario y no, como normalmente se da, un poemario?
Tengo muchos títulos de poesía en mi
colección personal y la disfruto enormemente, pero nunca me he
considerado un poeta. Me pasa como el personaje del cuento
“Mujer-pasos-de-gato”, que se ve a sí mismo como un poeta fracasado. De
cierta forma, ese personaje soy yo haciendo esa inocente confesión. Los
escasos poemas que he escrito (tengo que admitirlo) han surgido más bien
durante distintos momentos de mis relaciones de pareja (no pocas de
ellas algo turbulentas. Bromeo. Un poco). Vos sabés que uno que tiene
este gusanillo de la escritura siempre tiende a utilizar esa herramienta
en sus intentos de conquista… O por ejemplo, que te convertís en una
especie de Cyrano para tus amigos con la redacción de cartas melosas o
la invención de poemas mal logrados copiados de la poca poesía que se
lee en el colegio. Y bueno, todo eso fue durante mis años juveniles y
aunque algunos de esos textos están por ahí en un cuaderno, jamás
pensaría en ofender a los lectores de buen gusto con su publicación. Lo
que sí puedo decir de la poesía es que ha tenido cierta influencia en mi
estilo al narrar, especialmente a la hora de construir el clima para la
colocación adecuada de eso que Carpentier llamó “las arrugas del
estilo”: los adjetivos. Y esto lo digo porque a veces en mi proceso debo
luchar contra las florituras que a decir verdad salen sobrando y pueden
hacer el texto insoportable para el lector. Una tendencia que en mis
primeros años como escritor en ciernes era muy fuerte. Pero la poesía me
ayudó a encontrar la forma de no adjetivar sin necesidad, tal como lo
sugirió el maestro Quiroga alguna vez. Y si bien puede que ese impulso
aún no me abandone del todo, creo que he alcanzado una cierta madurez
que me permite releer el texto que acabo de escribir y darme cuenta de
estos adornos fútiles y buscar ser fiel a la verdad del personaje, que
es una de mis puntos de partida. Entonces en resumen, y para contestar
tu pregunta, me considero, en esencia, un narrador.
2. ¿Qué lo sedujo del género cuento para debutar?
Desde pequeño he tenido una fascinación
por las historias en general, y no solo las que se leen sino también las
que la gente transmite casualmente de manera oral. Y también desde
pequeño se despertó mi admiración por la gente que tenía la capacidad de
tomar esos relatos y ponerlos por escrito, despertando tantas emociones
en uno como lector. Recuerdo que uno de mis libros favoritos siendo
niño fue “Corazón” de Edmundo de Amicis, que incluso me hizo llorar y
eso para mí en ese momento, un mocoso de 10 años, fue una experiencia
muy fuerte que me marcó por completo. Aún conservo esa copia del libro
con gran cariño. Y luego mi gusto se fue perfilando en la adolescencia
conforme fui leyendo a los maestros usuales, Cortázar, Borges, Quiroga,
el gran Augusto Monterroso, y en suelo nacional algunos autores como Alí
Víquez, Alfonso Chase, Carmen Naranjo y de manera más notable y
cercana, Rodrigo Soto, a quien le debo mucho de mi estilo. O al menos
eso creo yo, espero no ofenderle (otra broma, él sabe de mi admiración y
mi cariño).
Como artista siempre he tenido la
necesidad de empaparme del mundo y por eso siento que soy un ladrón de
historias. A menudo mucho de lo que escribo viene de esas experiencias
tan increíbles que la gente tiene a diario y de las cuales yo no dudo en
apropiarme sin remordimiento de conciencia. Y luego las condimento con
mi propio influjo creativo. El género del cuento creo que me da la
oportunidad de contar esas historias que a veces, por sí solas, son
universos. Como cuentista hay que tener la capacidad de llevar al lector
por la exploración de ese cosmos de manera que su atención esté fija de
cabo a rabo, desde la primera frase hasta la última. Esto es un reto
que disfruto montones, y que me hace nunca querer abandonar el género,
si bien ya he comenzando con trabajos en otros ámbitos, como la
dramaturgia, el guión cinematográfico y con bastante entusiasmo, mi
primera novela.
3. Le pregunto con cierto guiño
de malicia. ¿Influyó en algo Roberto Bolaño en “Esdrújula es una palabra
esdrújula? Menciono a Roberto Bolaño porque ha influido gran parte de
los jóvenes escritores.
De Roberto Bolaño, personalmente, admiro
ese desenfado que tenía al escribir. Me explico: a veces uno lee
ciertos autores y nota que mucho de su trabajo es forzado, como cuando
en esos juegos de estimulación temprana para niños, uno trata de calzar
una pieza circular en un espacio rectangular. Digo, ignoro si el proceso
de Bolaño era así de fluido, pero al menos eso es lo que se percibe (y
su inmenso trabajo parece dejar constancia de ello). Aparte de eso
quizás en mis más recientes trabajos sí exista cierta influencia sobre
todo en el manejo de la estructura narrativa, pero al menos en este
libro eso se nota muy poco.
4. Los relatos siguen la línea del realismo ¿Qué lo motivó a explorar la realidad y tomarla como motivo literario?
Como te dije antes, a mí me gusta
apropiarme de la realidad. Y creo que tiene tantas aristas y
posibilidades que el material simplemente es inagotable ¿Por qué? Porque
nuestra realidad constantemente se reinventa y lo más curioso es que lo
hace sobre sí misma. Kirby Ferguson es un cineasta basado en New York y
autor del interesante documental “Everything is a remix”, que explora
esta idea de cómo las referencias culturales se entrecruzan: la música,
el cine, la literatura. Ideas que ya habían sido abordadas también por
Joseph Campbell en sus trabajos sobre mitología comparada, o incluso con
anterioridad por Vladimir Propp en la literatura folclórica rusa. Para
mí todo esto es un tema, especialmente por lo que causa en la percepción
de la gente. Por ejemplo cuando alguien ve una película y se cuestiona
¿dónde he visto esto antes? es cuando entra en juego este mecanismo,
especialmente en tiempos donde la comunicación está tan globalizada, y
descubrimos cómo las fórmulas que han tenido éxito en la industria del
entretenimiento se siguen repitiendo una y otra vez.
Uno de mis personajes en un cuento aún
inédito se hace esta pregunta: “¿Es la vida como las películas o son las
películas como la vida?” Yo pienso que también se puede extrapolar esto
a la literatura de corte realista ¿Hasta qué punto se ha llegado a
fundir la ficción con nuestra realidad? Eso le da una riqueza
excepcional. Y por otro lado está lo vertiginoso de la época actual en
la que estamos expuestos al bombardeo mediático y nos enteramos de
tantas cosas, realmente sorprendentes, que en algún otro momento podrían
haber pasado desapercibidas. Como la historia que leí el otro día y que
me cautivó, sobre un anónimo que en Alemania dejaba sobres con dinero
(hasta 10 mil euros) en la puerta de las casas de personas necesitadas
cuyas historias habían aparecido en el periódico local. Vos decime si
eso no es el argumento para una excelente novela.
5. Es usted actor y productor
teatral, asumo que las estructuras del teatro de alguna forma le dieron
herramientas para escribir sus cuentos.
Son estructuras distintas, pero en
algunos cuentos creo que sí, que esto salta a la vista. En general, me
gusta que lo que escribo tenga la capacidad de ser sujeto a
representación, y tiendo a tejer las historias con un dinamismo que,
creo, lo facilita. Por ejemplo ahora estamos produciendo un cortometraje
basado en uno de los cuentos del libro y para mí escribir el guión para
el corto resultó tanto divertido como increíblemente sencillo. Además
está por supuesto el conocimiento del trabajo de grandes maestros, como
Brecht y su estética, por citar alguno, que me da herramientas para la
elaboración de los textos.
NOTA: El libro tiene un precio de 2650 colones y se puede conseguir en Libros Duluoz (barrio Amón), en la Librería Universitaria de la Universidad de Costa Rica (San Pedro de Montes de Oca), en las librerías de la UNED en todo el país y además en línea en la página de la Librería Legado.
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